Sin duda, el espacio y el aprovechamiento del espacio es el mayor problema que tenemos en el centro de las ciudades. Y dar soluciones para sacar el mayor rendimiento al espacio es todo un arte para el que hay que valer. Hoy, os traemos la reforma que ha hecho Imae Design Studio de una antigua buhardilla trastero de 35 metros cuadrados en pleno centro de Madrid.
Una reforma que ha sacado la mejor cara de este pequeño espacio, reconvirtiéndolo en un lugar confortable, amplio y lleno de luz, logrando así su máximo objetivo: diseñar un espacio que a nivel visual pareciera más grande de lo que realmente es.
Antes
Después
El espacio, tal y como podéis ver en las imágenes que encabezan el post, era un lugar pequeño, inhabitable y sin apenas luz, situado en un edificio entre San Bernardo y Gran Vía. Los propietarios, una pareja de Pontevedra, pretendían hacer una reforma para poder alquilar la buhardilla en un primer momento, aunque con la posibilidad de que fuera habitado posteriormente por algún miembro de su familia.
Y ahí es donde entra en juego el interiorista Esteban Conejero, de Conejero Arquitectura. Este creativo dejó volar su imaginación y comenzó un auténtico ejercicio de interiorismo, ejemplo perfecto de cómo se puede tratar un espacio pequeño para sacarle el máximo partido.
Para lograrlo, optó tirar tabiques y dejar espacios amplios y diáfanos, con mucha luz y con todo comunicado, para conseguir que no faltara ni un detalle en los 35 metros cuadrados que tiene esta buhardilla. De hecho, tras la reforma, la buhardilla parece que es más amplia de lo que realmente es, al unir el salón y la cocina.
Como podéis ver en las imágenes, en la reforma se ha optado acertadamente por texturas neutras, y por mantener las vigas para dar carácter al espacio. Además, el mantener las vigas de madera ha permitido usar recursos como el de crear una falsa viga sobre la cocina para ocultar las conducciones de la campaña extractora. Sobre la cocina, para dar mayor profundidad si cabe, se puso una imagen que representa al propio edificio rehabilitado.
Junto a la unión del salón con la cocina, otro recurso para dar mayor amplitud ha sido proyectar el espacio desde el baño mediante una cristalera situada sobre la puerta del baño que permite prolongar la visual de las vigas de madera del techo.
Precisamente, el baño es una de las zonas más coloridas y luminosas de toda esta vivienda. Lo más llamativo, la mezcla de piedra con vegetales mediante la instalación en la mitad superior de esta estancia de papel pintado con vistosas imágenes de bambú, dando así un toque verde y natural a esa jungla de asfalto que es el centro de Madrid.
Para completar la sensación de confort del baño, en la reforma se colocaron focos con transformador de seguridad en la ducha, para así garantizar una correcta iluminación de toda la estancia y proporcionar una mayor calidez. Además, y aunque no se puede ver en las fotografías, en el baño se ha colocado un tendedero compacto en una cápsula con mucha capacidad.
Si pasamos al dormitorio, en él se ha seguido la filosofía del resto de la vivienda, jugando con el blanco, las vigas de madera y la luminosidad, y con un elemento que me ha atrapado por completo, ese cabecero de madera con colores pastel para dar un punto de calidez a la estancia.
Si os fijáis, para aprovechar al máximo el espacio y sacar un rendimiento óptimo a los escasos metros cuadrados disponibles en esta buhardilla, en la reforma se han aprovechado los bajocubierta como prácticas zonas de almacenamiento.
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