Para muchos, el chalk paint nos ha cambiado la vida. Literalmente. Ya sea para recuperar un viejo mueble que teníamos por casa, o en mi caso, para darle un aire nuevo a mesillas, mesas o sillas que hemos comprado en anticuarios y rastros para decorar un rincón de una boda o de un evento.
El caso es que el chalk paint o pintura a la tiza es la herramienta ideal para, con poco esfuerzo, darle un lavado de cara absoluto a cualquier mueble. Por si todavía no os habéis animado a introduciros en el apasionante mundo del chalk paint, aquí os dejamos un pequeño tutorial para guiar vuestros primeros pasos en este apasionante mundo de las manualidades.
Lo primero, ¿qué es la pintura a la tiza?
La pintura chalk paint es un tipo de pintura decorativa que contiene yeso y con acabado mate que se puede aplicar sobre superficies tan diversas como la madera, la cerámica, la tela, la terracota, el vidrio, el metal...
Lo mejor, además de su variedad de usos, es que puedes darle la combinación y la terminación que tú quieras, ya que puedes superponer colores, acabados en oro o plata, aplicarle ceras incoloras y oscuras. Y además, de una forma súper fácil y sin apenas conocimientos, ya que la mejor manera de aprender es la práctica y la propia experiencia que vayas cogiendo.
Los previos
Antes de comenzar, debes saber que la pintura a la tiza no necesita imprimación previa en la mayor parte de los casos, aunque sí que es importante preparar bien la superficie para que conseguir que la pintura agarra sin problemas.
Para la madera, que es el material sobre el que más pinto, tanto si es natural como si está barnizada o pintada, tendrás que prepararla con una lija fina, retirando con un trapo húmedo el polvillo que va soltando.
En el caso de la menalanina, bastará con pasar ligeramente una lija de grano fino. Para los metales, o para el vidrio, será necesario limpiar bien la superficie con un trapo húmedo secando bien antes de pintar. Y con el hierro, dado que se puede oxidar, aquí sí que es necesario aplicar una imprimación antioxidante.
Una vez que tenemos preparada la superficie, es el momento de comenzar a pintar. Pero antes, tendrás que decidir si pintas con pincel, brocha o rodillo. Todo dependerá de la superficie a pintar, y del acabado que quieras darle. Con una brocha suave conseguirás que no se noten las marcas, proporcionándole más textura y mejores acabados en los distintos rincones.
Puedes utilizar brocha o rodillo siempre en función del acabado que le quieras dar, más o menos envejecido. Para pintar superficies grandes como una puerta, un armario de gran tamaño o una mesa, lo mejor es apostar el uso del rodillo para acabar antes.
¿Cuántas capas le doy?
Sin duda, esta es una de las preguntas más repetidas a la hora de pintar con chalk paint ¿Le doy una capa o mejor le doy dos? La respuesta no es siempre la misma, ya que esta dependerá de muchos factores. Dependerá del color que hayas aplicado, del material original de si quieres que se vea algo la superficie original...
Si quieres que cubra bien y que desaparezca por completo el color de la superficie original, tendrás que darle dos capas. Especialmente, si la base es oscura y la pintura a la tiza es de una tonalidad clarita. Si prefieres que se vea algo el color original, con una sola mano bastará. Además, también puedes poner por superponer colores, pintando primero con una tonalidad, y pintando encima con otra. Así conseguirás una terminación exclusiva que nadie más tendrá.
¿Cuando le doy la segunda capa?
En caso de que tengas que dar una segunda capa, tendrás que esperar a que la primera esté bien seca. El periodo de espera dependerá de la época del año y de la temperatura ambiente. En verano, en media hora puedes tener seca la pintura. En invierno, o en zonas más húmedas, puede que te tengas que esperar una hora.
Una vez que hemos pintado, ¿qué hacemos?
Vale, hemos terminado de pintar, y ahora es el momento de lijar. Dependiendo del tipo de acabado que busques, lo mejor es darle con un taco de lija fino. Recuerda de darle de forma suave para que no te lleves la pintura en cada pasada. La lija te ayudará a darle diferentes terminaciones. Por ejemplo, con la lija puedes eliminar el último aplicado quedando la base de la primera pintura, o hacer que aparezca la tonalidad original.
Una vez que hayas lijado, es el momento de dar cera o barniz para fijar y proteger la pintura. La decisión de aplicar cera o barniz dependerá del uso. La cera es más decorativa, mientras que el barniz es más duro y lo tendremos que aplicar a muebles que van a tener un uso intensivo.
Para aplicar la cera, tendrás que hacerlo con una brocha, dándole con un trapo a continuación. Si le frotas mucho, el acabado dejará de ser mate para ser brillante.
De hecho, hay que tener cuidado porque al extender la cera pueden salirte brillos, y quizás no sea ese el acabado que deseas. Otra opción puede ser darle barniz en lugar de cera, sobre todo para muebles que vayan a tener gran uso y necesiten mayor resistencia.
¿Y para limpiar los pinceles?
Tranquilos, este tipo de pintura es mucho más fácil de limpiar que otro tipo de pinturas. Si eres cuidadoso y limpias los pinceles nada más acabar de pintar, bastará con agua. Si se seca la pintura, si que hará falta limpiarlos con quitagrasas.
Fotografía de portada | Stephanie Harvey
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