Hoy os traigo un “antes y después” que me gusta un montón, ya que pasamos de un baño básico, un tanto clásico para mi gusto a una versión del mismo que nos hace pensar en una novela de Jane Austen, mucho más romántico. El baño que tenéis sobre estas líneas a priori no tiene muchas pegas: tenemos una bañera exenta y los sanitarios tienen aire antiguo aunque la tapa del inodoro que se asoma sobre la izquierda no me convence en absoluto.
Las paredes con ese zócalo de madera oscura hacen que el espacio parezca reducido aunque no tiene pinta de serlo, sobre todo por la bañera. Los grifos, tiradores y toalleros, por su parte, al ser dorados me recuerdan un poco a la decoración de abuela aunque he de reconocer que su estado de conservación es óptimo. Sobre la derecha podemos ver un enchufe por lo que deducimos que ahí solía haber algo (un mueble, una estantería) y que lo han retirado antes de hacer la foto. Una lástima porque pintaba bien.
Como veis la parte grande de la reforma la tenemos en las paredes. El zócalo inferior ha sido pintado de blanco mientras que la parte de arriba se ha transformado en un azul pastel que nos da sensación de amplitud visual. La grifería y los complementos de la pared han pasado a ser cromados, todo un acierto para actualizar este baño (aunque intuyo que no habrían quedado muy mal manteníendolos en dorado) y se han colocado los complementos.
Me gusta mucho cómo han colocado muebles y estanterías blancas y sobre todo el detalle de las cestas llenas de flores (muy al estilo shabby chic) aunque no acabo de ver claro si yo las pondría, ya que prefiero la utilidad de unas toallas antes que una cosa que queda bonita pero ocupa un montón de espacio. En resumen, este cambio me parece bastante acertado ya que actualiza la estancia sin necesidad de perder su esencia clásica. ¿A vosotros os convence?
Imágenes vía | Apartment Therapy
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