La escalera arcoíris de Horst Gläsker es un magnífico ejemplo de cómo transforma el color un espacio. Lo que serían unas anodinas escaleras subiendo por un estrecho y oscuro callejón en la ciudad alemana de Wuppertal, se convierte en un lugar alegre y divertido, por el que apetece pasar.
Y es que el color está muy relacionado con las emociones, los tonos vivos transmiten alegría y energía, mientras que los más apagados transmiten calma, serenidad y, en según que casos, tristeza y desolación. Así, gracias al color, se consigue transformar una triste escalera de hormigón en un precioso arcoíris que trepa la colina.
Son 112 escalones en total, y si no he entendido mal --el alemán no es mi fuerte, y fíate tu del traductor de google--, cada uno está pintado en un color diferente, así que más que una escalera arcoíris, es más bien una escalera Pantone, porque es como un auténtico catálogo de colores.
Además, en cada escalón hay una inscripción, en las que se pueden leer cosas como: hogar, familia, calidez, madre, suerte... Todas palabras positivas, aunque dudo si tienen alguna relación semántica con el color del escalón en el que se encuentran.
¿Alguno ha estado en Wuppertal y ha podido subir por esta escalera arcoíris?
Vía | Wikipedia Más información | Horst Gläsker En Decoesfera | Hotel arcoíris
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