Desde hace unos meses estamos oyendo hablar de la liberalización del mercado eléctrico, un tema que para el consumidor doméstico está lleno de interrogantes y sobre el cual escasea la información. La electricidad es el motor por el cual nuestras casas funcionan, cocinamos, iluminamos, lavamos, planchamos… y que genera un gasto que todos debemos saber controlar, por tanto es necesario saber en que consiste esta liberalización y qué debemos hacer al respecto.
Desde el pasado día 1 de julio, tal y como establece el Real Decreto 485/2009 del 3 de abril, el proceso de liberalización del sector eléctrico, iniciado en 1997 con la publicación de la Ley del Sector Eléctrico, puede darse por concluido.
Pero realmente, ¿en qué consiste la liberalización eléctrica? pues sencillamente, en que desde el mes de julio cualquier consumidor puede elegir libremente la comercializadora que más le convenga, atendiendo principalmente a las ofertas económicas que reciba, pero también a otros servicios de valor añadido como por ejemplo, estudios de eficiencia eléctrica que le permitan reducir su consumo.
Y en la práctica, ¿cómo actuar ante este proceso de liberalización? En primer lugar debemos distinguir dos situaciones distintas:
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Consumidores que tienen una potencia contratada superior a 10 Kilovatios. Básicamente pequeñas empresas, aunque también pudiera tratarse de algunos usuarios domésticos. En este caso la liberalización es una obligación, ya que de lo contrario, de acuerdo con la legislación vigente, su actual compañía eléctrica les cobrará unas fuertes penalizaciones en su factura de la luz que se incrementarán progresivamente, para que tengan un efecto disuasorio, por lo que más bien pronto que tarde deberán negociar con las comercializadoras eléctricas.
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Consumidores que tienen una potencia contratada inferior a 10 Kilovatios, la práctica totalidad de los usuarios domésticos. Para este segmento, y al menos hasta que transcurra un tiempo razonable, lo mejor es no hacer nada, y esperar a ver cómo evoluciona este proceso a lo largo, por ejemplo, del próximo año.
Conviene saber
El legislador ha creado la Tarifa de Ultimo Recurso (TUR), que es el precio al que las Comercializadoras de Ultimo Recurso deben seguir atendiendo el suministro de aquellos usuarios con potencia contratada inferior a 10 Kilovatios, que no deseen negociar su contrato eléctrico con ninguna comercializadora.
En caso del usuario doméstico, no cambiaría nada en realidad: simplemente, y dentro de una misma compañía eléctrica, se traspasa su contrato de suministro desde la distribuidora que prestó el servicio hasta el 30 de junio de 2009, a la Comercializadora de Ultimo Recurso que lo hará a partir del 1 de julio, con las mismas condiciones.
Sin embargo, la TUR nace con la voluntad de terminar con el conocido déficit de tarifa, que es la diferencia que existe entre los costes que ocasiona la actividad de suministro de energía eléctrica a tarifa y los ingresos que se obtienen como consecuencia de la aplicación de la tarifa a dichos consumos.
Por último, recordar la existencia del llamado bono social, en base al cual el coste de la TUR queda congelado durante los próximos dos años, pero los requisitos para optar al mismo reducen considerablemente el tamaño de la población que puede beneficiarse.
¿Qué hacer?
Si se tiene en cuenta que el período mínimo de permanencia con una comercializadora, una vez que se decide acudir al mercado liberalizado, es de un año, y que las ofertas que en la actualidad realizan las comercializadoras a los usuarios domésticos con una potencia contratada inferior a 10 Kilovatios oscilan entre el 1,5% y el 2,5% (lo que equivale a un ahorro inferior a 2€ por mes para un consumo medio), parece conveniente esperar a comprobar la evolución de la tarifa de último recurso y a que las comercializadoras eléctricas dispongan de margen para ajustar sus ofertas comerciales y hacerlas más atractivas para los consumidores domésticos.
Y hasta entonces, a procurar ajustar nuestros hábitos de consumo (como dice la publicidad de una de las compañías eléctricas la energía más barata es la que no se consume). Y en todo caso, solicitar una revisión de los costes que se consideran a la hora de establecer la Tarifa de Ultimo Recurso, que ajusten estos con mayor exactitud al coste real de la energía.
Más información | Listado de comercializadoras
En Decoesfera | ¿Cómo se reparte el gasto de energía de los españoles?
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