El uso de flores preservadas es una tendencia que se está imponiendo con fuerza no solo en decoraciones, sino también en los ramos de novia. A fin de cuentas, son igual de bonitos, y el ramo puede conservarlo la novia sin problemas de mantenimiento.
Hoy hemos hablado con la experta florista María Sánchez de Flores en el Columpio, para que nos cuente un poquito más sobre los secretos de la flor preservada.
Lo primero que tenemos que saber es qué es exactamente la flor preservada, porque todavía hay mucha gente que piensa que es una flor que simplemente se ha secado. La flor preservada es mucho más.
La flor preservada ha sido sometida a un proceso de deshidratación donde tras ser cortada se ha sustituido la savia y el agua de la misma por un líquido preservante que consigue su aspecto. De ahí su nombre.
El resultado de esta operación es que se consigue una flor con una durabilidad mayor que la flor natural, ya que no se marchita y se pueden mantener en perfecto estado durante años.
En lo que respecta al color y al aroma, la flor preservada mantiene el tono de la flor natural (aunque lo irá perdiendo con el paso del tiempo en función de la cantidad de luz a la que se exponga, aunque sin marchitarse o sin caerse, tal y como le pasa a las flores secas ). En el caso del olor, el sistema de preservación no lo elimina, manteniendo el mismo de la flor natural.
Al ser una flor que ha sido sometida a un proceso de deshidratación, la flor preservada es ideal para todas aquellas personas a las que les gusta tener flores en casa, pero no tienen mano con ellas.
De hecho, el único mantenimiento se reduce a desempolvarlas esporádicamente con un secador o un paño suavemente, ya que ni siquiera necesitan regarse o podarse, convirtiéndose así en las flores perfectas para decorar un jarrón o un centro de flores.
¿Te animas a llenar tu casa esta primavera con flores preservadas?
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