Durante años, decorar la puerta en Navidad era casi sinónimo de colgar una corona. Verde, con frutos rojos y un lazo brillante, donde cada casa tenía su versión. Pero en los últimos meses ha empezado a notarse un mensaje silencioso en pisos y portales.
La gente quiere algo más ligero, menos voluminoso y más compatible con entradas estrechas o puertas donde no sobra el espacio, y donde la discreción también es parte a tener en cuenta.
Sube con fuerza
Esta nueva estética no pretende jubilar a las coronas de siempre. Siguen ahí, y seguirán, que la tradición nos libre de tal sacrilegio. Lo que ocurre es que conviven con una alternativa que está subiendo con fuerza: los aros finos, muy minimalistas, decorados con un par de ramas secas o un pequeño detalle vegetal. Se trata de piezas limpias, livianas y fáciles de encajar en cualquier hogar, especialmente en viviendas pequeñas donde cada centímetro visual cuenta.
Gusto creciente por lo natural
El cambio no es caprichoso. Las casas actuales, especialmente los pisos urbanos, tienen entradas más compactas, puertas lisas y un gusto creciente por lo natural y lo funcional. Ahí los aros metálicos, en dorado mate, negro o cobre apagado, son sienten más cómodos. No compiten con el resto de la decoración, no recargan y generan una sensación de orden que muchas familias buscan para estas fechas.
A diferencia de las coronas tradicionales, que llenan el espacio y reclaman protagonismo, estos aros actúan como un gesto: discreto, elegante y fácil de personalizar.
Se pueden adaptar a cualquier estilo, desde un piso nórdico hasta una casa rústica con puerta de madera o un piso de ciudad, y son perfectos para interiores donde una corona grande resultaría excesiva.
Crear opciones artesanales
Para quienes quieran sumarse a la tendencia sin gastar demasiado, las tiendas de decoración ya tienen opciones muy accesibles. Pero también es posible hacer uno en casa: basta con un aro metálico fino, un par de hojas secas, tonos nude o arena y una composición ligera que deje respirar el conjunto. Cuanto menos cargado esté, más encaja con la filosofía de esta estética.
Que esta tendencia esté creciendo no significa que las coronas tradicionales hayan perdido su sitio. Siguen siendo una pieza clave en muchas casas, sobre todo en familias que mantienen una decoración más clásica o que disfrutan del ritual navideño de siempre.
Una convivencia cordial
Pero la convivencia entre ambas opciones es precisamente lo que define esta Navidad: más posibilidades, más estilos y más libertad para elegir. El atractivo de los nuevos aros no sólo tiene que ver con su aspecto.
También son fáciles de guardar, no se deterioran con el paso del tiempo y combinan muy bien con materiales sostenibles, otro movimiento que está marcando la decoración navideña de este año. Fibra natural, ramas secas, cintas de lino o metales reciclados encajan perfectamente con este enfoque más consciente.
La puerta de casa deja de ser un escenario único para las coronas de toda la vida y se abre a soluciones más ligeras y contemporáneas. Una tendencia que sube, sí, pero que convive sin fricciones con lo tradicional, porque la Navidad admite muchas formas de entrar por la puerta.
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Foto | Pexels / Maisons du Monde / Sklum / IA
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