Siguiendo por la elección de los colores a la hora de decorar un habitación hoy nos toca la opción moderada, un caso que se basa en el mismo principio que la contrastada que os hablábamos ayer, escoger colores opuestos, pero no precisamente del color elegido, me explico, que creo que os estoy liando más de la cuenta.
Para explicarlo lo mejor es atender al círculo cromático que os pongo arriba y elegir un color, por ejemplo el azul, luego hay que elegir su contrario, en este caso el naranja.
Si utilizáramos el naranja estaríamos hablando de una combinación contrastada, pero no es eso lo que buscamos.
Buscamos una combinación donde haya contraste, pero el efecto sea más moderado, por eso en vez de elegir el naranja elegimos los dos colores que hay a su lado, derecha e izquierda, que en este caso serían otra tonalidad de naranja más cercana al rojo y el lila.
De esta manera conseguimos que el resultado no sea tan estridente, aunque sí que se marcan bastante los opuestos, y hay más ruido al haber mayor variedad de color, aunque no tan acusada.
En este caso crearemos habitaciones con atmósferas en equilibrio ya que ninguno de los tres colores será exactamente opuesto al resto, eso sí, debemos atender mucho a las tonalidades a la hora de escoger cada uno de los colores y sobre todo debemos respetar el orden de cada uno de ellos.
Como en el caso de la gama contrastada, si no queremos que el resultado sea desordenado debemos hacer que un color predomine sobre los otros dos y utilizar colores neutros para aligerar la carga de los contrarios, así conseguiremos suavizar un poco el color, y dar equilibro a la habitación.