A la hora de elegir el color de una habitación y de sus complementos nos toca una difícil decisión.
Elegir el color de una estancia puede suponer un cambio total, un acierto o en el peor de los casos un gran error muy difícil de superar.
Atendiendo al círculo cromático podemos atender a 4 elecciones: contrastada, moderada, armónica o monocromática, basándonos en los colores elegidos y en su posición en este círculo.
Conocerlo bien puede ayudarnos a acertar a la hora de elegir una combinación y a obtener el resultado que buscamos desde un principio, por eso voy a hablaros de cada una de ellas en un post.
Hoy vamos a hablar de unas de las cuatro Combinaciones de colores: la contrastada, que combina colores opuestos dentro del círculo cromático, como el rojo y el verde, el azul y el naranja o el amarillo y el violeta.
En esta combinación se da un resultado muy dinámico al hablar de dos colores opuestos, y en muchos casos alegre y estridente, algo que puede ser muy bueno... o resultar excesiva.
Para evitar este exceso de ruido de colores debemos tomar una medida a la hora de aplicar el color, debes reservar para uno el papel principal y usar el otro con medida, por ejemplo utilizar el azul para paredes y tapicerías y el naranja para los detalles o los complementos.
En estas combinaciones también pueden entrar otros colores, ya sabemos que dos únicos colores es prácticamente imposible en una habitación, pero en estos casos es mejor optar por colores blancos o neutros.
Este tipo de combinaciones es ideal para pisos muy jóvenes, donde se busque la estimulación visual sin temer al contraste y a luz que desprenden los colores.
Al utilizar un color de cada gama: cálidos y fríos, el resultado es muy inestable, por eso hay que pensárselo mucho antes de aplicar este tipo de combinaciones.
Utilizando este tipo de colores mataremos dos pájaros de un tiro, ya que po un lado nos ayudarán en nuestra decoración pero también a aligerar el eso de los colores opuestos.