La semana pasada pudimos ver el dormitorio de Lorena a través de los ojos de Patch, y ya entonces pudimos adivinar algunas claves de su estilo. Hoy entramos en su acogedor salón, un espacio relajante en el que la comodidad es dueña y señora.
Lorena se define como amante de la decoración, pero huye de las casas "de catálogo", buscando para su hogar madrileño objetos personales, que den un toque de originalidad, y mezclas que enriquezcan el entorno. Para ambientar su salón y llenarlo de encanto ha echado mano de algunos muebles y objetos antiguos recuperados.
Lo primero que llama la atención en este espacio es el biombo de Marilyn que crea un gran impacto en la sala a la vez que la divide visualmente. Cada uno de los lados presenta una imagen distinta del mito, diferenciando cada una de las zonas. Un elegante primer plano vigila el descanso, y una Norma Jean más sexy y sugerente decora el comedor.
Con espacio para seis comensales, la mesa con sobre de cristal cede el protagonismo a un conjunto de robustas sillas tapizadas en cuero negro. Un centro de bambú equilibra el conjunto, dulcificando la frialdad del cristal.
En la zona de estar, una chaise longue asegura un buen descanso. Sobre ella vemos un tapiz étnico en contraste con el biombo, creando una mezcla que, aunque en principio sorprende, acaba funcionando muy bien. El verde de las paredes actua como un potente elemento relajante, que da unidad al conjunto.
Sobre uno de los muebles, Lorena exhibe tres radios o transistores, como las llamaba mi abuela, formando una pequeña colección que se complementa con el tocadiscos antiguo que encontramos sobre una cómoda verde.
En otro rincón encontramos un mueble bar dispuesto sobre un magnífico arcón de viaje antiguo. A su lado, sobre una pequeña mesa reposa un gramófono, aportando junto al baúl un agradable aire bohemio.
Las ventanas están vestidas con paneles japoneses en tonos claros que tamizan la luz. En cualquiera de los rincones de este salón podemos encontrar figuras, pinturas y recuerdos que suman una mezcla personal e intransferible, así es el hogar de Lorena.
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