Los expertos aseguran que deberíamos pintar la casa cada dos o tres años. Pero la verdad, es que casi nadie cumple estos plazos. De hecho, el 62% de los españoles no siguen esta recomendación según el último estudio de Bruger sobre los hábitos de pintura en nuestro país.
En este contexto, el verano sigue siendo la mejor época del año para renovar las paredes de nuestra casa. Y es que los meses de calor, y en particular el mes de agosto, son los más idóneos para desempolvar la brocha y el rodillo y llenar de colores nuevos nuestra casa.
Por si te queda alguna duda, aquí tienes seis razones por las que deberías ponerte manos a la obra y pintar la casa para comenzar temporada con todo a punto.
- Agosto, un mes sin (casi) lluvias y con altas temperaturas
La combinación de altas temperaturas y la ausencia de lluvias, con la excepción de alguna tormenta de verano, es ideal para favorecer el secado rápido de la pintura. Con las ventanas abiertas, la pintura se secará en un santiamén y además la ventilación será mucho más rápida. Aún así, el problema del olor a pintura lo es cada vez menos gracias a la existencia de gamas como Colores del Mundo de Bruguer, una pintura con base al agua y de carácter ecológico que carece de olor y convierte el hogar en un espacio más saludable.
- Presume de terraza y jardín
El verano es el momento de disfrutar de nuestros espacios de exterior. Y ahora en agosto, seguro que tienes tiempo libre para ponerlos bonitos. Así que aprovecha este mes para decorar las macetas o para darle una capa de pintura al porche.
- ¿Los niños están fuera? Pinta su cuarto
Puede que tus peques estén de campamento o con sus abuelos en el pueblo o en playa. Aprovecha estos días sin ellos para dar un nuevo aire a su habitación y darles una sorpresa para cuando vuelvan.
- Humedades fuera
Antes de la llegada del invierno y de las lluvias, hay que poner la casa a punto, poniendo coto a goteras y humedades aprovechando la escasez de lluvias.
- Pon a punto la casa de vacaciones
Además del domicilio habitual, muchos españoles tienen una segunda residencia en el pueblo, en la playa o en la montaña. Aprovechando que estamos allí pasando unos días, puedes aprovechar para ponerla a punto y renovarla para transformarla en la casa de nuestros sueños.
- Más luz y tiempo libre
En verano los días son más largos, tenemos más tiempo libre, y eso ayuda, y mucho, a que nos pongamos con tareas que no hemos podido poner en marcha durante el resto del año por falta de tiempo. Un aliciente más para darle esa mano de pintura que tanto necesita nuestra casa.
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