Si te gusta la naturaleza, el Pirineo te apasiona, y quieres desconectar en un lugar lleno de encanto, aquí tienes una recomendación que te puede interesar: El Mirador de los Pirineos. Un pequeño hotel de autor situado en Santa Cruz de la Serós, en pleno Pirineo Aragonés.
Este pequeño hotel, a cuyo frente se encuentra Brasi, un montañés de carácter afable, se encuentra situado muy cerquita de algunos de los más importantes atractivos culturales, turísticos y naturales de la zona. Para empezar, y hablando de arte, El Mirador tienen joyas como el Monasterio de San Juan de la Peña, origen del viejo Reino de Aragón y situado a pocos kilómetros del hotel, la catedral románica de Jaca, o la iglesia de Santa María, una iglesia románica que domina las vistas que se tienen desde la casa.
De hecho, el nombre de El Mirador le viene por las excepcionales vistas que se pueden disfrutar desde las habitaciones, el jardín o la piscina, de la localidad de Santa Cruz de la Serós, de la Sierra de San Juan de la Peña o de las cumbres pirenaicas. Y precisamente, la presencia del románico y del entorno natural marcan enormemente el estilo que su propietario le ha querido dar a este pequeño hotel.
El hotel se ubica en un edificio de arquitectura pirenaica de piedra y madera restaurada recientemente, con una decoración llena de encanto y cuidada al detalle. En el salón, situado en la planta baja, destaca la gama de colores entre verdes y dorados pintada a mano por la artista madrileña Begoña Robles, o por el gran árbol de la vida, guiño inequívoco al románico de la zona, pintado junto a la chimenea por esta misma artista. Las sillas, las mesas y los muebles, también han sido pintados en colores pastel para hacer más agradable la estancia y quitar peso a la piedra y a la madera de las vigas.
Al margen del amplio salón comedor, El Mirador de los Pirineos cuenta con seis habitaciones más una suite totalmente personalizadas. Cada habitación huele de una forma diferente, y recibe el nombre de un árbol o de unarbusto del Pirineo, con su nombre traducido al aragonés, el idioma tradicional de esta comarca pirenaica.
Las habitaciones de la primera planta son abuhardilladas, y vienen marcadas por la presencia de las vigas vistas en color madera que sustentan el tejado. Las camas son amplias, el mobiliario es limitado y funcional con toques rústicos, y en cada habitación han utilizado papeles de diferentes tonos para dar personalidad a cada una de ellas.
Por último, y al margen de la piscina y de los jardínes con vistas del exterior, en la planta sótano del hotel hay un pequeño spa con jacuzzi y sauna en el que el protagonista es el microcemento y la luz ténue, comunicado con la piscina exterior para lograr que dejes de un lado las prisas y puedas disfrutar de la paz que desprende el arte románico de esta comarca altoaragonesa.
Más información | El Mirador de los Pirineos
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