Con el término "enanos de jardín" me refiero a todo tipo de esculturas que han adornado los jardines de los chalets desde los años sesenta, que van desde burros a halcones, pasando por enanitos, solos o en parejas, policromados o en piedra,, gatos chupándose la patita e infinidad de insectos de diferentes tamaños, colocados estratégicamente en rincones del jardín y la terraza.
Es una práctica internacional, quiero decir que lo mismo te encuentras con enanos en un jardín en Baden Baden, que en pleno Conneticut, en la Cuenca Alta del Manzanares o el Pantano de San Juan.
Aunque personalmente los enanitos me producen rechazo, muchas otras de estas esculturas me parecen divertidas y con un puntito kistch. Por ejemplo, el clásico perro del que solo se ve el rabo, porque el resto está bajo tierra rebuscando, siempre me ha encantado. Sin embargo el burrito con cestas a los lados que amorosamente los jardineros llenaban de vivaces me horrorizan, puede ser porque me subí con cinco primos un verano en casa de los bisabuelos, el burrito se rompió y todavía tengo las cicatrices.
Lo que está claro es que marcaron una época, se pasó de las fuentes y las elegantes esculturas decimonónicas de musas y náyades en cuidados jardines con setos recortados por la cintura para disfrutar del paisajismo italiano o francés a divertidas figurita que descubres entre la hiedra o los macizos de buganvillas.
A día de hoy podemos encontrar mil y una esculturas decorativas para nuestros jardines, que no recuerdan ni de lejos a los enanitos, sin ir más lejos cualquier escultura de hierrro como las que veíamos el otro día de Maite Carranza o diferentes obras en fibra de vidrio, tela de gallinero o piedra, y que no tienen ni un poquito de caspa.
¿Qué os parecen las figuritas de jardín? ¿Os parecen los enanos de jardín, decoración o aberración?
Imágenes | Pinterest
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