Siguiendo con los post dedicados al verano, si tienes una piscina en casa o estás pensando en montar una, una decisión tan importante como el resto pero que a veces nos tomamos a la ligera es la elección del suelo. Existen muchos tipos de materiales que podemos utilizar, todos ellos teniendo en cuenta las particularidades del lugar, entre las que resaltan la humedad y los resbalones:
Una posibilidad es optar por el mosaico vítreo, que practicamente no tiene porosidad y está en una gran variedad de colores lisos o moteados, lo que facilita la personalización del perímetro de la piscina, además es bastante barato en comparación con otros materiales, también el mosaico tradicional nos puede servir, que además tiene la caracteristica de poseer una forma variable, que puede ayudarnos si la superficie de la que hablamos tiene curvas o irregularidades.
Las piedras naturales también son una buena opción, sobre todo teniendo en cuenta que tienen grandes propiedades antideslizantes, son na opción bastante más cara, pero al tener esas propiedades nos ayudarán mucho si la piscina va a ser especialmente utilizada por niños o personas mayores, que tienen más posibilidades de caerse.
La madera es una de las opciones más utilizadas, su único inconveniente es que al tratarse de un material orgánico tiene que ser tratada previamente con ceras que hagan que resista la huedad, pero una vez hecho esto, además de tener propiedades antideslizantes y una buena capacidad de filtrado, nos ayudará a aportar calidez al perímetro de la piscina.
El gresite es una solución muy utiliada en balnearios y hoteles, se tratan de esas placas elaboradas con cristal plano reciclado, son muy fáciles de instalar ya que vienen en lámines, y además está disponible en multitud de colores y dibujos, el único problema es que produce resbalones.
Por último, los suelos ceráimcos antideslizantes son otra opción, pero son un poco más caros.
Más información | Revista Interiores, año 8 nº 88