El camaleón era uno de los animales que más me fascinaba de pequeña, junto al ornitorrinco, al que amaba por su fealdad e indefinición. Pero el camaleón tenía una capacidad que lo superaba, y que de niña, cuando te dedicas a hacer trastadas de vez en cuando, resulta digna de admirar. Qué no hubiera dado yo por poder mimetizarme con las cortinas cada vez que hacía de las mías, como este pequeño reptil.
Y especialmente atractiva para los peques resulta la lámpara Huey, en primer lugar por su forma, que reproduce un simpático saurópsido escamoso, y en segundo lugar y por aclamación, porque allá donde la coloquen, se mimetiza con el ambiente cambiando de color. Puede resultar útil como luz de acompañamiento nocturno, gracias a su tamaño medio, y al tener forma de animal y no necesitar cables, los niños (mayores de seis años) pueden tenerla tan cerca como quieran.
Funciona con dos luces LED colocadas en la parte inferior y un sensor óptico que determina el color dominante, ajustándolo a los leds de colores incorporados. Si os parece increíble, no tenéis más que ver la prueba que han hecho en ThinkGeek y que queda reflejada en el vídeo que encabeza el post. Huey cuesta 20 euros y se vende junto a un test de color para empezar a darle caña desde el principio.
Vía | No puedo creer Vídeo vía | ThinkGeek en Youtube En Decoesfera | Una buena idea: atenuar la luz con un pañuelo
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