No hay nada más delicado en decoración que el cristal. En los adornos de Navidad es original y muy elegante, apartándose de el uso tradicional como quesera o para cubrir las tartas, las campanas de cristal son un precioso adorno, con alguna sencilla rama de abeto o bolas de color, con una cinta en la parte de arriba como remate, o sin nada, si es la clásica campana que antes albergó alguna imagen religiosa o profana.
En la búsqueda de una decoración navideña poco recargada o directamente muy liviana en blancos, plata y el cristal es el complemento perfecto. Es además un adorno muy socorrido, de último momento que resulta espectacular y festivo.
Unas sencillas ramas de abeto con bolas brillantes, para que el brillo del cristal no apague su brillo o incluso la recreación de las famosas bolas de nieve (para esto necesitáis una parte de abajo), introduciendo unos muñecos de nieve hechos de fondant o de tela sobre un puñado de azúcar a modo de nieve, harán las delicias de los más pequeños.
Y otra cosa que se pueden meter es un centro realizado con objetos de una misma temática a modo de cápsula del tiempo, como la gurú de la decoración Martha Stewart ha hecho con una pluma, un tintero y un pliego de papel antiguo escrito con tinta.
Con los centros de flores secas siempre soy crítica. Tienen mucho peligro. O son espectaculares o me dan ganas de tirarlos al fuego más cercano y aunque la imaginación es libre, hay que tener cuidado con los objetos que dejamos bajo la campana, a veces se corre el riesgo de que resulten un poco muestrario de horrores, no se os ocurra meter colecciones cutres y nada de esculturas casposas..
Si tras un rato probando decoraciones bajo una campana de cristal no se os ocurre nada o no os convence el resultado...mejor guardar un buen trozo de queso de Cabrales.
Imágenes | Martha Stewart, The Company Shed En Decoesfera| Burbujas de cristal para colgar tus plantas
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