Probablemente hayáis observado que no soy muy amiga de los Antes y Después que podemos encontrar habitualmente en la red, de hecho creo que solo en un par de ocasiones he escrito sobre ellos en Decoesfera. Algunos son impactantes, cierto, pero la mayoría o están totalmente manipulados, como bien comentaba Minue hace poco, o son más de lo mismo: una mano de pintura o una tapicería nueva.
En esta ocasión, sin embargo, quería resarcirme por partida doble y es que he encontrado dos modificaciones bastante interesantes que, si bien son radicalmente diferentes porque una se las quita y otra se las añade, comparten un eje común: su secreto está en las patas.
El primero de los trabajos es esta espectacular transformación de la sencilla mesa Ingo de Ikea, una idea que le debemos a Katie Steuernagle, una de las lectoras de Apartment Therapy y autora del blog Matsutake.
Después de limpiar, lijar y preparar la mesa, que ella tenía teñida en verde pero como sabéis viene originalmente en pino crudo, procedió a construir la estructura para las patas, donde reside el verdadero meollo de la cuestión.
Cortó listones de madera de la medida adecuada, primero para los cuadrados y luego para las bases y montó la estructura uniéndola mediante tubillones de madera, practicando primero los agujeros necesarios para introducirlos y luego reforzando las uniones con cola.
Después de unas cuantas manos de esmalte blanco el resultado está a la vista, una preciosa mesa de trabajo, verdaderamente única, que ahora es la estrella del salón. A mí me parece que en otro contexto y con un rojo oscuro hubiera quedado también preciosa, adquiriría un especial aire oriental, potenciado por la forma de las nuevas patas.
La siguiente transformación es, como os comentaba, totalmente diferente. Se trata de un aparador revestido con chapa de de melamina, de esos que en los setenta había en la mayoría de los comedores para guardar vajilla, cristalería y manteles.
Como véis en la imagen el bloque de cajones y puertas se apoya sobre una estructura metálica con patas, pintada de color negro, que finalmente ha resultado ser la coprotagonista del cambio que ha realizado Jenn, del blog Heim-elich.
Y es que, el aparador luce ahora una imagen completamente renovada, esmaltado en blanco, con tiradores de acero nuevos y colgado de la pared, de acuerdo con las últimas tendencias, pero … ¿qué ha sido de las patas?
Pues sí, en la composición de imágenes hay pistas, con ellas y el añadido de algunos listones de madera, se ha formado el bastidor para el lienzo que hay sobre él, aunque en realidad no se trata de un lienzo, sino de una tela sobrante de Ikea con unas cuantas manos de látex.
El mapa también lo pintó Jenn, ayudada por la imagen de un proyector, eligiendo para él los colores adecuados de manera que quedara totalmente integrado en el ambiente del salón comedor, que podéis ver sobre estas líneas ya completamente terminado. A mí el conjunto me parece interesante, aunque sin duda hubiera escogido unos tiradores diferentes, más estrechos y más largos.
Si os animáis a hacer cualquiera de estas dos transformaciones en los blogs de los enlaces inferiores encontraréis el paso a paso detallado. Ya sabéis, el secreto está en las patas.
Vía | Apartment Therapy, Better After
Más información | Matsutake, Heim-elich
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