Un hogar no es solo una serie de espacios vacíos y distribuciones de luz, depende de nosotros que una zona adecuada a nuestras necesidades y recursos se convierta en un lugar acogedor en el que descansar y hacer vida, además de, y sobre todo, sentirse a gusto.
Por ello, un hogar debería ser un reflejo personal de nosotros mismos, y no tanto un ambiente cargado de objetos, como si fuera un museo o una exposición.Lo primordial entonces es decidir un estilo. Formas de estilos hay muchas, desde las mas llamativas hasta las mas sencillas y rústicas. Un estilo no tiene por qué ser provocador ni excesivamente empalagoso, una ambientación muy llamativa pronto quedará obsoleta y hará que nos cansemos de ella en poco tiempo.
Debemos pensar siempre en el uso y disfrute de lo que vayamos integrando, apostando por unos muebles naturales y de calidad, respetuosos con los recursos naturales y que, a la vez, podamos ir completanto progresivamente, con objetos que personalicen las estancias y que nos evoquen familiaridad e intimidad.
A este tipo de decoración no hay que olvidar añadir los textiles, y complementos florales, además de que podemos desarrollar creaciones manuales que, sin grandes complicaciones, darán una imagen de serenidad, pulcritud y orden.
No es necesario, obviamente, tener una casa muy grande ni cubierta de adornos caros u objetos de lujo, recordemos que la primera premisa para una buena decoración es la utilidad. Asimismo, cabe mencionar también la iluminación, que juega un papel importante y con la que podemos obtener unos resultados verdaderamente sorprendentes. Afortunadamente, en el mercado existen muchas opciones y diseños para todo tipo de estilo, que fácilmente nos podrán ayudar a conseguir el ambiente que deseamos.