No me cansaré de repetir que vivir en un minipiso es todo un reto decorativo, porque te pasas la vida debatiéndote entre vivir en una celda de clausura espartana sin apenas decoración y pasarte de creativo y que tu casa parezca una tienda de Portobello. Esa es mi principal motivación a la hora de dar ideas a la gente que se encuentra en mi misma situación, y por eso me ha encantado toparme con el dormitorio que veis sobre estas líneas.
Este dormitorio pertenece a Cathy y Erik, dos suecos que viven en Nueva York en un apartamento de medidas reducidas. Si observamos la estancia, varias son las claves que amplían el espacio visual. Lo primero que nos llama la atención es las paredes de ladrillo sin dar de llana pintadas de blanco. Como en otras habitaciones, la pared de impacto se encuentra en el cabecero de la cama y se ha optado por pintarla de gris para atenuar el blanco deslumbrante del resto de la sala y se ha combinado con las cortinas de seda.
Aunque la pared de impacto es el cabecero, Erik y Cathy han elegido poner cuadros justo en la pared contraria, para que lo primero que vean por la mañana sean precisamente las imágenes de sus seres queridos, que viven en Europa. En el mismo post, ellos explican cómo esta pared va creciendo poco a poco y se van añadiendo nuevas fotografías a su colección.
Quiero que os fijéis por último en las estupendas mesillas que compraron por eBay y que probablemente se parecen a algunas que pueda haber en casa de vuestros padres o abuelos, ya que son aproximadamente de los años 50. Completa la estancia la gran alfombra junto a la cama, que no sólo aísla, sino que además da una sensación hogareña que me encanta.
Imágenes vía | Design Sponge
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