Integrar un despacho o zona de trabajo en el dormitorio es la única opción que queda en muchos pisos pequeños, en los que no hay espacio para dedicar una habitación entera a este menester. Muchas veces, frente a este reto, nos quedamos bloqueados, pues no nos apetece que el dormitorio parezca un atelier o una oficina. Entonces pensamos en soluciones que pasan por crear una rincón que sea fácil de abrir y cerrar, y que nos permita esconder nuestro escritorio cuando terminamos el trabajo para poder desconectar y descansar a gusto.
Este pequeño taller que vemos en la imagen parte de un concepto sencillo, aunque su excelente aspecto puede llevarnos a pensar que es complicado: dos estanterías que se unen y se cierran, formando un armario con un interior muy vivo.
Para hacerlo, además de unas cuantos kilos de maña y paciencia, se necesitan dos estanterías sólidas de no menos de treinta cm de fondo, un tablero cortado a medida para revestir la trasera que queda a la vista, patas y ruedas para poder abrir y cerrar sin esfuerzo y sin rallar el suelo, un tablero y unas escuadras para construir el escritorio, bisagras y pintura al gusto para decorarlo, aunque si las estanterías son nuevas se pueden dejar tal cual están.
Una vez montadas las dos estanterías, destinaremos una de ellas como módulo fijo, en el que se colocará el escritorio. Este deberá ir a una altura óptima, entre 70 y 75 cm. Lo colocaremos a continuación de uno de los estantes unido con una bisagra larga, cuidando que al estar plegado no sobresalga de la estantería, para poder cerrar sin problemas (quizá tengamos que recortar el estante unos centímetros a lo largo). Para poder colocarlo como mesa, buscaremos un sistema de escuadras abatibles que asegure una buena sujeción.
Diseñaremos el interior de esta mitad de acuerdo con nuestras necesidades, dejando una buena parte libre para colocar un tablero de notas, un organizador de herramientas o simplemente decorarlo a nuestro gusto. En la parte inferior podemos colocar una papelera, una torre de ordenador o algunos archivadores.
La estantería móvil no requiere grandes cambios, ya que sirve de almacenaje, y todos los estantes serán bienvenidos. Para evitar que el contenido se mueva al abrir y cerrar, sería bueno poner una varilla a modo de pequeña barandilla que evite accidentes y caídas inoportunas del material. Esta parte móvil debe de llevar unas ruedas que faciliten el movimiento y hay que equilibrar ambas mitades, por lo que colocaremos también unas patas en la parte fija, cuidando que ambas partes queden perfectamente equilibradas. Una vez hecho esto, solo queda unirlas con una bisagra continua. Colocaremos un pestillo en un costado para dejar las dos mitades bien cerradas.
Solo queda decorar la parte que queda a la vista una vez cerrado el mueble, añadiendo un tablero que decoraremos como más nos guste, por ejemplo: una gran fotografía, un panel entelado, pintado a juego con el conjunto, etc...
Vía | Vintage&Chic Más información | Martha Stewart En Decoesfera | Oculta tu gimnasio en el armario
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