Eva nos plantea un reto a la hora de conjugar en una misma estancia el acomodo de invitados y la tarea diaria de la plancha. Como ella bien nos dice, tener una habitación exclusiva para cada cosa es un lujo difícil de alcanzar, por lo tanto vamos a ver algunas claves para poder aunar estos dos fines.
"Tengo una habitación extra que quiero convertir en un espacio polivalente: habitación de invitados y habitación de plancha. Somos de los que pensamos que casi nunca se tienen invitados, pero que si se puede meter en algún lado una cama extra... nunca está de más. Y dedicar toda una habitación a una cama extra... o dedicar toda una habitación a la plancha... Bueno, por eso se nos ocurrió juntarlo. Pero ¿Cómo plantear la habitación para que sea cuca y confortable tanto para planchar como para dormir? Ahí os dejo la pregunta, a ver si me podéis dar una idea para empezar a montarla".
Primero debemos analizar como queremos que descansen nuestros invitados. Normalmente se viaja en pareja, pero no siempre el vínculo es sentimental, por lo cual será mejor procurar dos camas independientes. Obligar a dos personas a compartir cama puede llegar a ser verdaderamente molesto para ambos.
Podemos instalar un sofá cama que tenga una segunda cama extraíble en su interior. Así, cuando no recibimos tenemos un bonito diván en el que sentarnos y cuando tenemos visita, dos camas independientes para comodidad de nuestros parientes o amigos.
También podemos distribuir dos pufs-cama por distintas habitaciones. Por ejemplo, un puf en la habitación de plancha y otro en el salón. Debidamente decorados pueden encajar muy bien, dando un servicio adecuado como cama, asiento e incluso mesa. Son fáciles de trasladar, pudiendo montarse en cualquier habitación.
Ya hemos hecho la cama y nos queda por solucionar cómo integrar la plancha. Si es posible, sería interesante poder componer un armario en el que guardar la ropa, tanto la de los invitados como la que queda por planchar. Este frente de armario se puede aprovechar también para guardar la plancha cuando no se use e incluso para integrarla como un elemento extraíble.
En las fotografías podemos ver dos ejemplos. En el primero, la tabla se guarda colgada de la puerta, pudiendo aprovechar el interior del armario para guardar ropa u otros útiles.
En el segundo, la tabla se ha integrado en un frente de armarios, quedando recogida cuando no se usa. Para escamotearla por completo y obtener una habitación neutra, se puede instalar una cortinilla que tape el hueco.
Por último, he encontrado esta solución para mantener a la vista una tabla de planchar sin que nadie recaiga en su presencia. Es una silla con un largo respaldo que se convierte en tabla con unos rápidos movimientos. Cuando no se usa, es un respetable asiento que puede hacer las veces de descalzadora e incluso de galán de noche.
Otra cuestión importante es solucionar el almacenamiento de la ropa sucia. Hay en el mercado cestos diseñados para este fin de muy variadas formas y materiales. Si no hay sitio para tener un contenedor en la habitación, pensaremos en integrarlo dentro de un armario, como vemos en el modelo extraíble de la fotografía.
Llegados hasta aquí solo queda adaptar el espacio a nuestros gustos decorativos y darle encanto, colocando cuadros, adornos y recuerdos especiales que hagan grata la estancia en esta habitación, tanto para planchar como para descansar durante unos días.
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