Cuánto mal hicieron los ochenta a la estética. Por mucho que los gurús de la moda se empeñen, los pantalones pitillo sólo quedan bien a unos cuantos afortunados y las hombreras dejaron de existir por un motivo concreto. Esto mismo se aplica a la decoración, no os creáis, y en estos tiempos que corren en los que más de uno tiene que volver con la cabeza gacha a la casa de sus padres, vivimos un momento espectacular para el revival decorativo.
Eso mismo debió pensar Daniela antes de pedirle ayuda a su hermana Carla para remodelar su cuarto. Lo cierto es que en la foto del antes, que vemos sobre estas líneas, sobran muchas cosas y para empezar el cabecero con el reborde dorado. Lo de que las mesillas no conjunten, como hemos visto por aquí, no es para tanto porque al final de lo que se trata es de darle un poco de alegría, pero esa combinación de tonos tierra consigue precisamente lo contrario. Antes de enseñaros el después, quiero que os fijéis en cómo han pintado una línea negra bajo la pared que lo único que hace es bajar el techo visualmente y que a mí me parece un error (que, como veréis, se mantiene en las fotos del "después").
Quiero que os fijéis, lo primero de todo, en que es una reforma bastante económica para lo que venimos viendo aquí y de hecho, los cojines son los mismos que vemos en la primera foto solamente que uno tiene una funda nueva. Las mesillas son modelo Malm de Ikea de toda la vida, y al ponerlas iguales y oscuras logra darle unidad a la zona de la cama. El cabecero tiene toda la pinta de que lo ha hecho ella misma retapizando unos tablones con una tela moderna.
Un detalle que me gusta mucho son los posters vintage de lugares italianos (¡si hasta sale Siena!) que dan unidad pero sin apabullar ni resultar repetitivos. Por último el detalle del espejo sobre la cama, como sabéis, da muy mal feng shui así que si queréis imitar este punto tenedlo en cuenta si creéis en ello.
Imágenes vía | High-Heeled foot in the door En Decoesfera | Antes y después
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