Nunca pensamos que nos vaya a pasar a nosotros, pero ¿que sucede cuando por accidente, enfermedad o las circunstancias de la vejez nos vemos limitados en nuestra propia casa? Generalmente los constructores no tienen en cuenta estas cuestiones ya que, como me confesó uno hace tiempo, no les resulta rentable. Por lo tanto, llegado el momento hay que tomar medidas para que la vida sea lo más cómoda y segura posible.
Vamos a tratar de imaginar la vida desde una silla de ruedas. Para que el tránsito por el hogar sea cómodo y fluido las puertas deben de tener una anchura superior a 80 centímetros, contando también que el canto de la puerta abierta ocupa cinco centímetros adicionales, en el caso de hojas convencionales.
Es fundamental que la persona pueda moverse por la casa sin ayuda y sin lastimarse las manos con los quicios al dirigir la silla. Las puertas correderas son muy recomendables ya que aumentan el espacio de maniobra y por su facilidad de manejo.
Es posible que necesitemos hacer obras importantes para salvar esta situación: ampliar las zonas de paso, instalar puertas correderas e incluso unificar estancias, eliminado tabiques entre zonas comunes, como salón y cocina o privadas, como dormitorio y baño.
En el caso de que la vivienda tenga varios pisos sería conveniente poder instalar una plataforma elevadora. Existen en el mercado distintos modelos, según las características de la casa y la anchura de la escalera.
Operaciones cotidianas como encender la luz o enchufar un aparato pueden convertirse en una odisea si estos mecanismos no están a la altura adecuada. Todos deben de estar a unos 90 centímetros del suelo para acceder a ellos con comodidad.
Intentemos subir o bajar una persiana sentados en una silla... resulta complicado ¿verdad? Para este menester es interesante instalar mecanismos eléctricos que lo realicen sin esfuerzo. Lo mismo se puede aplicar a los toldos, ventanas y cortinas.
La domótica es un buen aliado a la hora de facilitar la vida en el hogar de las personas con discapacidad. Lo que para algunos puede ser un lujo, en este caso es una necesidad. Centralizar tareas como la apertura de puertas por presencia, manejar persianas y toldos, abrir y cerrar ventanas o controlar la iluminación desde un solo punto, es primordial para una persona con movilidad reducida.
No quiero terminar esta primera parte sin hablar del uso de las grúas, aparatos muy importantes para facilitar el traslado y la transferencia.
Hay distintos tipos de grúas::
*grúas fijas *grúas de railes o techo *grúas móviles
Las grúas móviles pueden ser:
*De bipedestación, que permiten mantener a la persona incorporada para vestir o desplazarse al W.C. *De transferencia, para trasladar a la persona de un modo confortable y seguro, evitando lesiones a largo plazo en las personas que están a su cuidado.
Las grúas móviles pueden llegar a ser pesadas en su manejo, dependiendo de las características físicas de la persona a trasladar y de quien le ayuda en estos menesteres, razón por la cual se puede optar por instalar una grúa de techo. Este debe estar preparado para resistir gran peso, por lo cual hay que estudiar las características arquitectónicas del mismo. Dotadas de una gran gama de raíles y arneses son una solución ideal para realizar de manera cómoda tareas como transferir de la cama a la silla, realizar el aseo o trasladarse al W.C o bañera.
Imágenes vía | Casadomo, El Diario Austral, BBC Elevapractic, Tecnositio
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