Leyendo el titular de este post, probablemente no sabéis a qué silla me refiero. Si le echáis un ojo a la imagen sobre estas líneas, seguro que ya estáis totalmente centrados. La habéis visto por todas partes: en casas, en bares, en hoteles… Es la famosa silla 214 diseñada por Michael Thonet nada menos que en 1854, con la idea de fabricar un producto de calidad, bonito y asequible a todos los bolsillos. Parece que lo hizo bien, ¿no creéis?
Dicen los archivos que esta es la silla más fabricada de todos los tiempos, con más de 50 millones de unidades producidas hasta el día de hoy. Este mueble fue la clave de la proyección internacional de la firma Thonet desde el siglo XIX. Hoy en día, esta compañía sigue dirigida por la quinta generación de la misma familia, que siguen vendiendo sillas desde Frankenberg, en Alemania.
Una de las claves de su éxito fue que sólo tiene seis piezas, como se puede ver en la galería, y que es fácil de montar con un par de destornilladores (para aquellos que pensáis que Ikea lo inventó todo en mobiliario económico), lo que provocó que pudiera ser fácilmente transportada por todo el mundo para ser vendida en los cinco continentes. Es más, la silla 214 no sólo es la silla más vendida, sino el producto industrial más vendido en el mundo.
Otra de las claves de su éxito fue que colocadas en bares y cafés, estos parecían menos abarrotados y más sencillos, lo que la convirtió en una de las favoritas de los hosteleros. La calidad de estas sillas es tan buena pese a su sencillo diseño que duran por generaciones. Es más, muchas de las sillas que se fabricaron en el siglo XIX aún se pueden seguir usando hoy en día.
Echad un ojo a vuestro alrededor y descubrid estas sillas. No las menospreciéis porque estáis ante una de las cumbres del diseño internacional.
Vía | Thonet
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