Los radiadores son un elemento complicado de limpiar, no solo por dentro (con el famoso purgado que le tenemos que hacer en invierno antes de que empiece el frío y en verano) sino que también es importante limpiarlos por fuera para que no acumulen polvo. Debido a los recovecos de su estructura, y en algunos casos a las sucesivas capas de pintura que se suelen agrietar, limpiar un radiador puede convertirse en algo complicado.
En Decoesfera os proponemos limpiar un radiador en varias fases. En primer lugar, coged un trapo de algodón húmedo impregnado con lejía jabonosa para eliminar el polvo superficial que haya en las partes a las que podemos acceder fácilmente. Eso sí, esperad a que esté apagado si no queréis quemaros.
Para limpiar por detrás del radiador, en la parte que va pegada a la pared, podéis intentarlo con un plumero o pasando el trapo por detrás si hay espacio, como si fuera una hoja de papel, y traerlo hacia vosotros para frotar bien. Para limpiar entre los tubos, también podéis usar un bolígrafo (o un palillo chino) y envolverlo con el trapo para poder frotar con más precisión. Para mí, la mejor limpieza es con un trapo húmedo pero entiendo que en algunos casos prefiráis la gamuza atrapapolvo.
Si me aceptáis un consejo, no repintéis los radiadores si no hacéis antes un lijado exhaustivo, ya que una pintura chapucera suele ser el mayor acumulador de polvo en radiadores que he visto jamás. Una limpieza semanal o bi semanal mantendrá vuestros radiadores limpios y libres de porquería, lo que repercutirá en unas habitaciones con un ambiente más limpio, no lo olvidéis.
Imagen | Herman Rhoids En Decoesfera | Radiadores
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