Ya hace mucho, mucho tiempo que dejó de ser simplemente la niña de ET, y en la retina de todos está su espectacular actuación en "Los Ángeles de Charlie". Esta semana, Drew Barrymore ha enseñado su oficina en la revista Domino. ¿Me acompañáis a verla?
El lugar de trabajo de una persona dice mucho de cómo es, de cómo ve el mundo y de lo que espera del futuro. Esta singularidad es especialmente importante si tenemos en cuenta que Drew se dedica al mundo del cine, donde cada detalle de cada imagen cuenta, de manera vital, para el resultado final. Libros, cuadros y flores abarrotan cada rincón de la oficina, y las antigüedades se dan de la mano con fotografías de rodajes.
Vamos a empezar por el principio, por la mesa que preside el impresionante despacho de la actriz. Lo primero que aprecia el visitante es que no existe la sensación de estar en un lugar de trabajo y que los jarrones onmipresentes podrían estar en la casa de cualquiera de nosotros. Para dar sensación de unidad, Drew ha optado por pintar las paredes de un color neutro a juego con las cortinas, y la nota de color la ha dejado para el escritorio de maderas nobles junto con la franja de las cortinas que le dan contundencia a la estancia. El sillón orejero me parece ideal para hacer planes para conquistar el mundo desde él. Atención a los libros, que, según explica en la entrevista, son la gran pasión de la actriz.
Uno de los rincones que más gracia me hace es este minibar que está en la sala de reuniones. Un pequeño fregadero decorado con una fotografía de Drew durante el rodaje de ET invita a tomarse un refrigerio durante una discusión. Esperemos que no se pasen con el vodka que aparece en el vértice de la imagen... Aunque ahora que lo pienso, a lo mejor lo tienen para otros usos.
Por último, quería enseñaros la cocina. El hecho de que haya una cocina en una oficina no es algo nuevo, seguro que muchos de vosotros tenéis una, pero ¡fijaos en la combinación de colores! Cómo las paredes color verde oscuro combinan a la perfección con los muebles azules y el contraste que hacen con la vajilla blanca, igual que la lámpara. La nevera y las sillas vintage aportan una personalidad propia a esta estancia, que por lo que parece, siempre está llena de dulces para hacer un receso.
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