Estas fiestas hemos tenido la oportunidad o la obligación de sacar a pasear nuestras vajillas en algunas de las celebraciones familiares, y quizá en algunos casos hayan sido objeto de reflexión: falta de piezas, necesidad de renovación, satisfacción total…
Yo este año he dejado la vajilla delicada descansando en el baúl y he puesto la mesa con un conjunto de platos y cuencos de la más variada procedencia, pero todos tenían un denominador común: porcelana blanca.
Durante los últimos meses estuve buscando la manera de tener a mano una vajilla barata, duradera y resistente, ya que a la hora de invitar tenía dos opciones: la vajilla de diario o el lujoso y delicado conjunto con filo dorado que me acompaña desde hace muchos años. Quería algo intermedio, ni cotidiano ni suntuoso y sobre todo, económico.

Revisé algunas piezas que ya tenía, todas en porcelana blanca, y vi que entre ellas empastaban bien, así que me lancé a buscar platos y complementos que me permitieran ofrecer una mesa coordinada por la que no pasaran las modas. Ya conocéis mi vocación de chamarilera, me encanta mezclar y husmear, así que me puse manos a la obra en la búsqueda de loza blanca.

Al final, conseguí reunir el conjunto que veis en la imagen, formado por platos, cuencos y otros elementos de Ikea de distintos modelos, cuadrados, redondos y hondos, algunos proceden directamente de la sección de oportunidades, otros forman parte de las colecciones 365+ y Syntes.
Algunas piezas han venido de A Loja do Gato Preto, promociones de Lidl, y otras están compradas en establecimientos especializados, como las cucharillas de aperitivo, el juego de café y los platillos de tapas. No faltan incluso unas cazuelitas que venían de regalo en los envases de unos conocidos productos del norte.

Este es el poder de la vajilla blanca: puedes crear un conjunto a tu gusto buscando aquí y allá. La única condición es que los elementos sean de diseño neutro, sin caer en barroquismos, para que hagan un buen conjunto, así como escoger una calidad de loza similar.
Todavía me faltan algunos elementos: en cuanto empiecen las rebajas saldré disparada a buscar una sopera blanca como la luna, estoy segura de que en algún estante hay una oronda sopera, sola y triste esperando a que le de cobijo y calor…
En Decoesfera | Vajillas
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Morthylla
Es una buena idea, Fiona. A mí siempre me ha hecho falta un juego inmenso, con todos los accesorios y encontrarlo de una pieza es imposible, además de caro. Y como nunca falta el plato que se rompe y deja cojo el conjunto... Lo único malo es que no me gustan nada los platos tan blancos.
Yo había pensado en que mi solución sería comprar platos y esas cosas de un solo color, que combinen entre sí. Por ejemplo platos bajos de un color naranja claro, mientras que los platos pequeños podrían ser blancos y las tazas de un café claro. Por supuesto, todo depende de los tonos exactos, que hay algunos que no combinan ni a patadas. El único problema que tengo es que soy una nómada por el trabajo de mi marido, así que tengo que esperar al menos 3 años más para conseguir mi castillo y armarlo como quiero. En ese momento me acordaré de este post... en Ikea hay platos muy lindos.
Maritrueca
Prueba en algunos de los todo a cien que tienen cosas más monas. Yo con estos ojitos he visto restos de la Cartuja de Sevilla en blanco aún sin pintar y más de una sopera en forma de luna oronda que abre su tapa y dice: Fioooooona, ven a por míííííííií!
Además con una plantilla de estarcido y pintura adecuada de la que es térmica y no se va nunca jamás, se puede personalizar...y nadie más que tú tendrá la vajilla de la Luna de la Reina Fiona ;-)
Ji :-)
Marta Miranda
Gracias Morthylla.
Por supuesto que puedes buscar platos a tu gusto para componer tu vajilla personal, la pega es que las tintadas de color no suelen coicidir, pero como bien dices se pueden combinar colores. Incluso combinar alguna pieza de vajillas antiguas, el caso es que compongan un conjunto que armonice. La vajilla blanca es la solución más cómoda y fácil, pero existen otros caminos.
Suerte con tu castillo.
Marta Miranda
Gracias Maritrueca, me quedo con la copla. Esa sopera tiene que caer pronto...
Un saludo post-navideño.