En el diseño de una cocina, cada decisión cuenta. No solo importa la estética o la elección de materiales, sino también cómo se vive el espacio en el día a día. La colocación del lavavajillas, un electrodoméstico aparentemente sencillo, puede marcar una gran diferencia en términos de comodidad y ergonomía.
En este contexto, Miguel Gómez (@formas_cocinas) experto en diseño de cocinas, invita a replantear una creencia muy extendida, la de que el lavavajillas debe colocarse siempre en el lado “más cómodo” según si somos diestros o zurdos, pero no siempre es así.
El primer paso antes de decidir
Antes de hablar de medidas o distribuciones, conviene hacerse una pregunta básica: ¿con qué mano trabajas de forma natural? Tendemos a pensar que, si somos diestros, lo lógico es colocar el lavavajillas a la derecha del fregadero, y a la inversa si somos zurdos. A primera vista parece la opción más intuitiva, pero en la práctica no siempre es la más eficiente.
Cuando una persona diestra coloca el lavavajillas a la derecha, su mano dominante se encarga de casi todo el proceso: coger los platos limpios, colocarlos en los muebles y estanterías, y manipular la vajilla de forma repetitiva. Esto convierte a la mano fuerte en la más exigida, mientras la otra queda en un segundo plano, lo que puede resultar menos cómodo de lo que parece.
La cocina es un espacio de movimientos constantes y repetidos. En el gesto cotidiano de enjuagar un plato en el fregadero y pasarlo al lavavajillas, la posición del electrodoméstico condiciona la dinámica del cuerpo. Si el lavavajillas está en el mismo lado que la mano dominante, se tiende a repetir siempre el mismo gesto, sin alternar apoyos ni movimientos.
Sin embargo, cuando una persona diestra tiene el lavavajillas a la izquierda, se produce un cruce natural de manos que resulta sorprendentemente más fluido. La mano izquierda se encarga de abrir la puerta y los cestos, mientras la derecha manipula los platos con mayor libertad. Este pequeño cambio permite repartir el esfuerzo y ganar naturalidad en el movimiento.
Cargar y descargar
Este detalle se vuelve aún más relevante al cargar la bandeja superior del lavavajillas. Si está situado a la derecha, una persona diestra tenderá a cargarla y subirla únicamente con la mano derecha. En cambio, cuando el electrodoméstico se encuentra a la izquierda, lo habitual es ayudarse de ambas manos, lo que aporta mayor estabilidad y reduce la tensión en muñecas y hombros.
No se trata de una norma estricta, sino de observar cómo se mueve el cuerpo y qué gestos resultan más cómodos a largo plazo. La ergonomía en la cocina no se percibe en el primer uso, sino tras cientos de repeticiones.
En definitiva, no hay una única respuesta correcta. El lavavajillas es, por naturaleza, un electrodoméstico ambidiestro. Puede colocarse tanto a la derecha como a la izquierda del fregadero sin que el funcionamiento se vea afectado. La clave está en entender cómo se usa la cocina y qué distribución encaja mejor con los hábitos de quien la vive.
Fotografía de portada | Vía @formas_cocinas
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