Un interiorista explica los mayores errores a la hora de reformar la cocina: "El primer gran error es poner el cubo de basura debajo del fregadero"

Al reformar la cocina hay que pensar muy bien determinados detalles para que su uso sea más cómodo y práctico

Reformar la cocina es una de esas decisiones que nos hacen ilusión, pero que también nos pueden dar más de un quebradero de cabeza. Y es que no basta con que quede bonita: tiene que ser funcional, práctica y pensada para nuestro día a día. Porque por muy estética que sea una cocina, si no funciona bien, acabaremos cansándonos de ella.

Emilio, interiorista de Rivei Interiorismo, ha identificado en su cuenta de TikTok tres errores que cometemos constantemente a la hora de diseñar la cocina. Errores que parecen pequeños detalles, pero que marcan la diferencia entre una cocina cómoda y una cocina en la que todo resulta más complicado de lo que debería.

El cubo de basura debajo del fregadero es un error (y tiene solución)

Durante décadas se ha asumido que el cubo de basura debe colocarse bajo el fregadero, casi como una norma no escrita. Y el primer error que explica Emilio tiene que ver con algo tan cotidiano como esto. Según explica este interiorista, colocar los cubos de basura en esa ubicación nos obliga a agacharnos cada vez que queremos tirar algo. 

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Y no solo eso: también hay que abrir la puerta del mueble y levantar la tapa del cubo. Un gesto que repetimos decenas de veces al día y que, cuando estás cocinando, se convierte en un engorro considerable (además de un posible problema de salud al tener que tocar la tapa para tirar los desechos, con la posibilidad de que esté infectada de bacterias). 

La solución que propone es mucho más práctica: colocar los cubos de basura a una mayor altura. De esta forma, cuando estás preparando la comida y cortando verduras, puedes tirar los restos directamente sin interrumpir tu trabajo. Sin agacharte, sin abrir puertas y sin perder tiempo. Es uno de esos cambios que parecen pequeños pero que mejoran enormemente la experiencia diaria en la cocina.

Un lavavajillas integrado es mejor que uno de libre instalación

El segundo error que comenta Emilio tiene que ver con el lavavajillas. Muchas veces, por ahorrar algo de dinero o porque no le damos importancia, optamos por un lavavajillas de libre instalación. Ya sabes, esos que quedan a la vista y rompen la estética de la cocina.

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Pero este interiorista lo tiene claro: merece la pena invertir en un lavavajillas integrado. Y no solo por una cuestión estética, aunque también. Los lavavajillas integrados se pueden equipar con una luz LED en la parte inferior que te indica cuándo ha terminado el ciclo de lavado. Una funcionalidad que parece una tontería, pero que resulta muy práctica en el día a día.

Además, un lavavajillas integrado contribuye a crear una cocina mucho más armoniosa visualmente. Los electrodomésticos quedan ocultos tras las puertas de los muebles, y el resultado es una cocina con un aspecto mucho más limpio y ordenado. Y si estás invirtiendo en una reforma, tiene sentido cuidar también estos detalles.

La iluminación en la cocina va mucho más allá del techo

El tercer y último error que señala Emilio es uno de los más comunes: limitarse a poner iluminación en la zona alta de la cocina. Una lámpara de techo, quizá unos focos empotrados, y ya está. Pero resulta que eso no es suficiente. 

Según explica este interiorista, es fundamental colocar iluminación debajo de los muebles superiores. Esta luz ilumina directamente la zona de trabajo, la encimera donde cortas, preparas y cocinas. Y lo hace sin deslumbrarte, porque la fuente de luz queda por encima de tu línea de visión.

El resultado es una cocina mucho más cómoda para trabajar, especialmente cuando estás preparando la cena y la luz natural ya no acompaña. Esta iluminación inferior marca la diferencia entre forzar la vista para cortar correctamente y tener una visibilidad perfecta en todo momento. Y al estar enfocada directamente sobre la zona de trabajo, no genera sombras molestas.

Son tres consejos sencillos, pero que demuestran que diseñar una cocina funcional va mucho más allá de elegir el color de los muebles. Se trata de pensar en cómo la usamos cada día, en nuestros gestos cotidianos, en esos pequeños detalles que suman comodidad. O que la restan, si no los tenemos en cuenta.

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