De la isla de Man tengo un recuerdo pasajero de una peli super deprimente, así que cuando encontré este maravilloso faro mi imagen de la isla cambió totalmente. Si buscáis información en la Red, os enteraráis de cosas tan sorprendentes como que la Isla de Man no pertenece al Reino Unido, sin embargo la Reina Isabel II es “The Lord of Man”.
El faro fue construido en 1880. Se trata de un edificio único, ya que se compone de tres casas de campo (Cottage) de una sola planta en torno a un faro, situado en un patio, y por su ubicación situado en una estrecha península en el extremo sur de la Isla de Man, tiene fabulosas vistas panorámicas del Mar de Irlanda.
Históricamente La isla de Man ha estado habitada desde 6500 a.C. y ha recibido influencia celta desde el siglo V d.C. La isla pasó a ser un reino vikingo en la Edad Media, sumiso a la influencia anglosajona. En el año de 979 se estableció el Tynwald, el parlamento democrático en existencia continua más antiguo del mundo. Durante su historia la isla ha formado parte de los reinos de Noruega, Escocia e Inglaterra. La isla de Man forma hoy parte de las seis naciones celtas, junto con Irlanda, Cornualles, Bretaña, Escocia y Gales. ¿interesante, verdad?
Pero vamos a nuestro tema, la isla tiene una extensión de 572 km² y poca elevación sobre el nivel del mar, con 621 metros de altitud máxima en el monte Snaefell. En torno a ella se ubican algunas islas pequeñas como Calf of Man, St Patrick y St Michael. Encantadoras calas y las piscinas de roca dotan esta zona de gran belleza natural. La zona es conocida por su fauna, especialmente aves y focas. Y hay algunos faros como este convertidos en residencia de vacaciones.
Las tres casas están encaladas como casi todos los faros tradicionales. El salón y la cocina son de color blanco y tienen más importancia los grandes ventanales que los cuadros que adornan las paredes. Los suelos son de madera de pino barnizada lo que da una sensación de calidez. También la mesa del comedor y la de centro son de madera oscura, y pieles de vaca sobre los sofás en tonos neutros, en una búsqueda de crear un ambiente rústico a tono con el paisaje que rodea las casas.
Cada encantador cottage es muy parecido al anterior. Una decoración sencilla pero con estilo. Al más puro estilo celta se entra en la casa por la cocina, con suelo de pizarra y madera. La cocina está integrada y totalmente equipada. Una pared de color rojo carruaje le confiere profundidad acentuada por una enorme mesa estrecha y larga de madera nos recuerda que tradicionalmente se hacía más vida en la cocina que en las otras estancias de las casas. Junto a la cocina un amplisimo salón / comedor con techo abovedado con vigas, y una acogedora chimenea.
Los dormitorios también decorados con sencillez tienen camas antiguas de hierro forjado donde los interiores lucen un color gris azulados en contraste con la carpintería blanca de puertas y techos. Una sencillez que no es rebuscada, sino que viene dada por la tierra. Un refugio que puede ser un paraíso.
Una sugerencia, el paraíso celta más cercano lo tenemos en Asturias ¿buscamos un faro?
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