Hay casas que se hicieron con la intención de que duraran generaciones y fueran el refugio de todos. Esta casa familiar rodeada de un amplio jardín en Rotterdam es uno de esos ejemplos.
Espaciosa, luminosa, construida con mimo y con materiales de calidad, sin embargo, a lo largo de los años no se cuidó como deberían.
Recién comprada y reformada, sus actuales dueños han querido restaurar todo el encanto de la Belle Epoque, momento en el que se construyó, sin renunciar a las comodidades del siglo XXI.
Sorpresas como un maravilloso suelo de madera bajo ese horrible linóleo que se puso de moda hace unas décadas o molduras encantadoramente sutiles, sin demasiados recovecos han conseguido que la casa tenga un cálido ambiente hogareño.
Las puertas y ventanas con sus cristales emplomados de colores o los muros de ladrillo visto conviven en armonía con las encimeras de la cocina abierta de hormigón pulido y los taburetes modernos que se ordenan en la barra, inspirada en un conocido café.
Mención especial para la chimenea de mármol y personalmente un hurra para los propietarios por la adquisición de la estufa de hierro, que no estaba en la casa y se mimetiza con el ambiente, como si siempre hubiera estado allí.
Mobiliario contemporáneo, de diseño de los años 50, lámparas modernas o juguetes...todo se fusiona en este hogar holandés. Sin duda, una imagen vale más de mil palabras y estas vienen a corroborarlo.
¿Qué os parece esta bonita casa con jardín en Rotterdam? A mi me ha dejado loca.
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