Angel Corella es un consagrado bailarín madrileño que puede presumir de una densa carrera en la danza, con no pocos reconocimientos. Desde el año 2008 dirige el Corella Ballet, que tiene su sede en la localidad segoviana de La Granja de San Ildefonso, un lugar tranquilo alejado del bullicio de la gran ciudad.
Es aquí dónde ha disfrutado de la casa que hoy os enseñamos, y que como muchas casas de famosos que salen a la luz, se encuentra en venta. Esta es una de las casas que más me han gustado de las que he visto últimamente, sin pretensiones ni grandezas, pensada tan solo con la intención de crear un ambiente agradable, cómodo y luminoso.
La casa consta de dos plantas, una principal en la que se desarrolla la vida diaria, y una bodega en la parte baja. Los muros exteriores alternan la piedra con la pintura de color bermellón, y se distribuye en torno a la entrada principal, situada en el centro de la casa, que forma en el exterior una pequeña plaza resguardada por las dos alas del edificio.
El interior está lleno de luz, decorado con profusión de tonos blancos sobre un suelo revestido de madera natural. Una consola de lineas sencillas en color gris, llena de fotografías, da la bienvenida bajo un espejo tallado. Comparten un mismo espacio sin tabiques salón, comedor y cocina, en un entorno con un cierto aire Shabby Chic en el que la circulación y la interacción se hacen libres.
El salón se forma alrededor de unos sofás coordinados en tonos blancos y grises, sobre unas paredes también blancas, vestidas con una combinación de cuadros de distintos tamaños, algunos de ellos con instantáneas de Angel en imposibles saltos . Al fondo dos estanterías de madera guardan la biblioteca, y una colección de fotografías de su época en Nueva York, mientras frente a la zona de estar, la televisión se ubica entre dos ventanales por los que entra un torrente de luz.
La cocina no dispone de un gran espacio pero se halla abierta al salón, separada del comedor por una breve barra de madera. Junto al fogón se ha aprovechado una incómoda esquina para sacarle partido escribiendo una frase en francés. Tras la barra vemos una mesa alargada rodeada de un juego de sillas en madera blanca decapada.
Los dormitorios juegan con distintos estilos, uno de ellos de marcado aire provenzal, en el que destaca una colección de espejos sobre las paredes azules. Otra de las habitaciones de invitados es un universo lleno de detalles y juguetes colgados del techo, en el que hacen las veces de cabecero unos esquís antiguos con sus correspondientes bastones.
El que ha sido el dormitorio de Corella es más sobrio, con las paredes pintadas de color gris y decoradas con tres palabras inspiradoras con las que afrontar cada nuevo día. El baño principal es muy clásico y delicado, revestido de listones de madera blanca sobre un suelo en damero, en el que destaca la bañera exenta de corte antiguo.
El exterior dispone de una gran parcela y de un porche de paredes de piedra en el que toma protagonismo un balancín de madera. Una casa real, y un sueño de hogar a la vez, cuenta con un sótano habilitado como un refugio íntimo en el que reunirse quizá al fresco de las noches de verano.
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