Este apartamento es la prueba de que, aunque contemos con pocos metros, siempre se le puede sacar mucho partido al espacio. Está situado en el centro de Varsovia, en un edificio modernista de 1930. Eso le otorga carácter, personalidad y el elemento original que se convierte en protagonista de la vivienda: el muro de ladrillo rojizo que hace de gran mural sobre el que trabajar. La reforma de este apartamento de 1 habitación y con decoración ecléctica, ha pasado por la redistribución del espacio. En la habitabilidad de la vivienda ha jugado un papel muy importante el cambio de lugar de la cocina, el situar el baño aprovechando la fontanería y, por último, la creación de un pequeño vestidor añexo. Vamos a verlo por partes.
En la zona del estar, donde podemos ver un sofá con textiles étnicos y piezas de decoración que el dueño del apartamento ha ido coleccionando en sus viajes, se ha utilizado una de las paredes para ubicar la cocina. Es un diseño abierto, de líneas rectas y totalmente funcional, que contrasta con el resto de la DECO del apartamento.
Cuando en un mismo espacio debemos situar y delimitar diferentes zonas, una de las opciones decorativas sencillas para conseguirlo, es la de iluminar cada área con el tipo de luz que mejor le va. En la cocina, una serie de focos en carril serán perfectos (recordemos que la iluminación empotrada necesita un falso techo que a veces no hay) y a la mesa del comedor, le podemos dar importancia, descolgando una lámpara sobre ella.
El dormitorio queda integrado en el espacio a través de una puerta escamoteable. También hubiera quedado perfecta una empotrada, pero esta solución le aporta "encanto" a la decoración, a la vez que es práctica y bonita.
Estamos hablando de un apartamento de 56 metros cuadrados, pero no tenemos la sensación de que se quede pequeño, ¿verdad? En parte es por la luminosidad y el fondo blanco de la decoración. La galería con puertas acristaladas es un lujo que agranda el espacio y crea la ilusión de multiplicar metros. Enamorada estoy de ese escritorio que aparece al fondo, y que se convierte en pequeño espacio de trabajo al margen de la zona de estar principal. La puerta que vemos al lado es la solución perfecta para tener el vestidor a mano, pero sin que lo veamos.
El baño tiene esa mezcla perfecta, difícil de conseguir, entre lo nuevo y el carácter vintage. Los azulejos del suelo, cuyo diseño continúa en la zona de la entrada, eran típicos en la época de posguerra de la ciudad. El lavamanos, sencillo pero con sobre de mármol, es la pieza protagonista de esta zona.
La zona de entrada del apartamento, práctica y con piezas eclécticas y un gran espejo que agranda el espacio, nos recibe y nos acoge a la casa, ¿no os parece?. En el plano del antes y después, quedan todavía más claros todos los cambios que se han hecho y lo que ha mejorado la funcionalidad de este apartamento gracias a una distribución bien pensada y una nueva concepción, moderna y adaptada a las necesidades de hoy en día, de los metros disponibles.
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