Sobre las bañeras y su posterior reconversión en duchas se ha hablado mucho ya. Imprescindibles cuando hay niños pequeños en casa, se tornan incómodas una vez pasado ese período. Hay muchas razones para prescindir de la bañera en favor de una ducha, pero la principal es la comodidad a la hora de entrar y salir de ellas, un hecho que va tomando valor a medida que uno se hace mayor y va teniendo achaques.
En mi casa hay dos baños, y desde el principio en uno de ellos instalamos una ducha que utilizamos a diario. El otro tuvo mucho ajetreo mientras mi hijo fue pequeño, la hora del baño era un continuo waterworld, y se vivió una intensa actividad acuática durante años, que una vez rebasada la primera infancia se tornó en sordo vacío.
Pero pasaba el tiempo y la bañera seguía ahí sin que nadie la usara más que de manera esporádica, y no me convencía meterme en obras teniendo ya una ducha en casa. Un buen día vi en un reportaje cómo en muchas casas parisinas se aprovechaba el baño como tendedero y se me encendió la bombilla. Era una buena idea seguir el ejemplo, ya que no dispongo de un tendedero cubierto y en invierno la ropa colonizaba mi despacho esperando a secarse (lo más parecido a un secadero de jamones doméstico).
Me puse manos a la obra para aprovechar esos escasos metros cuadrados y la verdad es que apenas tuve que intervenir, tan solo comprar una barra de cortina y dos soportes de pared y, tras realizar dos taladros en la baldosa, encajar la barra cortándola a medida para que se acoplara a la perfección.
La barra nos sirve para tender la ropa en perchas; camisas, camisetas, sudaderas y pantalones se benefician de esta manera de colgarlas, pues se eliminan las marcas de pinzas y se evitan muchas arrugas extras, lo cual se agradece a la hora de planchar. La parte inferior de la bañera se aprovecha con un tendedero plegable que se ajusta entre la pared y el poyete, donde se tienden prendas menores como servilletas, pañuelos, ropa interior, etc...
La bañera sigue conservando su función, de manera que si queremos darnos un baño podemos aprovechar el momento en que no hay ropa tendida, y también se puede utilizar como ducha, tan solo hay que retirar la barra con un leve movimiento.
La verdad es que no me preocupa demasiado el aspecto estético en este baño, ya que da servicio a un dormitorio, pero si no quiero ver la ropa tendida no tengo más que correr la cortina sin llegar al final y el panorama cambia por completo. Si nos gusta esta solución pero somos algo puntillosos con la estética, y no queremos que quede rastro de nuestro truco, podemos colocar un bandó junto con el cortinaje en la parte superior, de manera que contando con la perspectiva la barra central quede disimulada a la vista.
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