Durante décadas, la mampara ha sido la reina indiscutible de los baños modernos: práctica, funcional y casi obligatoria en cualquier reforma. Sin embargo, esa hegemonía empieza a matizarse. El baño ha dejado de ser una estancia secundaria para convertirse en un espacio dedicado al bienestar, la luz y la calma.
Este cambio ha abierto la puerta a nuevas formas de delimitar la zona de ducha. Así lo explica Belén García, arquitecta del estudio Ubicca, en una entrevista con El Mueble, donde detalla por qué cada vez se buscan cerramientos más ligeros, limpios y estéticos.
García apunta que la tendencia actual pasa por minimizar la presencia de la mampara, integrándola de forma casi imperceptible mediante paneles fijos de vidrio o mediante duchas diseñadas como cabinas independientes delimitadas por tabiques ciegos. Estas soluciones reducen el impacto visual, aportan amplitud y favorecen una circulación más fluida entre las distintas áreas del baño moderno.
No todo se hace invisible
Aun así, no todas las tendencias apuntan hacia lo invisible. La arquitecta explica que también existe una corriente que reivindica la mampara como elemento protagonista. En estos casos, se eligen perfiles especiales o vidrios texturizados que añaden carácter y funcionan como pieza decorativa, sin perder su función práctica. El objetivo es, a su juicio, que la mampara deje de ser un mero accesorio para convertirse en un elemento de diseño.
Una mampara con perfilería estética
La búsqueda de alternativas a las mamparas convencionales se da, según García, porque la prioridad es ganar ligereza visual y facilitar la limpieza. Los paneles sin perfiles acumulan menos humedad y resultan más fáciles de mantener, mientras que las duchas "walk-in" permiten acceder sin puertas y evitan los puntos de acumulación típicos de las mamparas de marco tradicional.
Paneles fijos
Entre las opciones que más popularidad están ganando destacan los paneles fijos de vidrio embutidos en la pared. Su simplicidad aporta elegancia y amplitud, especialmente en baños pequeños. También aumentan las duchas independientes, separadas mediante un tabique, que eliminan la necesidad de puertas y reducen el riesgo de salpicaduras si se trabaja con una buena planificación del espacio.
Una mampara que imprime estilo
El tipo de baño también influye en la elección. Los paneles fijos funcionan muy bien en espacios reducidos gracias a su estética minimalista, mientras que las cabinas independientes requieren baños más amplios para garantizar una distribución cómoda.
Vidrios trabajados
En proyectos más clásicos o con fuerte carga decorativa, la mampara protagonista —con perfilería marcada o vidrio trabajado— puede convertirse en la pieza estelar, siempre que el resto del baño mantenga una línea contenida.
Pero atención, nadie pregona la desaparición de las mamparas tradicionales. García cree que seguirán presentes, pero convivirán con alternativas más abiertas. Las mamparas continúan siendo útiles para controlar el agua y proporcionar privacidad, aunque la tendencia se orienta hacia diseños más ligeros y menos intrusivos.
Mampara fija
En paralelo, aumentarán los modelos que buscan destacar, integrándose en el baño como elemento decorativo clave, aunando practicidad y diseño en un único elemento.
Así, el futuro de las duchas se mueve entre dos caminos: la discreción máxima de los paneles fijos y la reivindicación estética de las mamparas con carácter. Un equilibrio que refleja cómo los baños se están convirtiendo en espacios tan cuidados como cualquier otra estancia del hogar, donde funcionalidad y estilo han dejado de ser opciones opuestas.
Foto | Pexels/Ubicca
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