Estas son las manías de limpieza de los españoles: algunas chocan fuera de nuestras fronteras

Rituales domésticos muy nuestros que siguen pasando de generación en generación

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Joana Costa

Editor

Cada cultura tiene sus propias costumbres de limpieza, pero en España, el país de las fregonas, ciertas manías domésticas parecen haber sido heredadas con tanto empeño como las recetas de la abuela. Algunas pueden parecer exageradas, pero tienen su lógica muy particular.

Desde fregar el suelo a diario hasta abrir todas las ventanas en cuanto sale el sol, las casas españolas siguen un patrón casi ritual, pasado de generación en generación. Hay una creencia compartida de que la limpieza no es solo higiene, sino también orden mental y orgullo familiar.

Costumbres de sábado

Estas costumbres suelen activarse con más fuerza los sábados por la mañana. No hay despertador más tradicional que el sonido del cubo de la fregona al llenarse. Muchas personas asocian ese momento con el inicio del fin de semana. El ritual se repite sin excepción.

Suelo limpio y vinagre para todo

Una manía habitual es dejar el suelo impecable. Eso significa no solo pasarlo con fregona, sino cambiar el agua varias veces hasta que quede impecablemente limpio, aunque se vuelva a ensuciar en pocas horas. La limpieza no es solo visible, también tiene que sentirse.

También es muy común el uso del vinagre para todo: desde limpiar cristales hasta desatascar desagües. Este truco ancestral ha pasado de generación en generación y sigue funcionando mejor que muchos productos modernos. Lo natural es lo que manda.

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Nada sucio antes de acostarse o salir

Otra obsesión extendida: no dejar platos en el fregadero por la noche. Por higiene o por superstición, la cocina debe quedar impecable antes de dormir. Esto se aplica también a las camas, que deben hacerse antes de salir incluso cinco minutos de casa.

El baño, por su parte, recibe un repaso casi diario. Aunque no se haya usado mucho, se repasa el espejo, se seca el lavabo y se vuelve a colocar el ambientador en su sitio. Porque una casa limpia no solo debe estarlo: tiene que parecerlo siempre.

Al final, más que manías, estas costumbres son reflejo de una cultura que valora el cuidado del hogar como parte de la vida diaria (aunque seguro que no se dan en todos los hogares por igual). Puede que no todas tengan una razón objetiva, pero funcionan como pequeños actos de bienestar y, sobre todo, de identidad compartida.

Foto | Pixabay y Cottonbro studio

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