Adiós a los suelos sucios: el trucazo para tener los suelos brillantes y sin rayones

Tengo que reconocer que soy un poco maniático con los suelos. Me gusta que estén limpios y brillantes, porque además de que me descalzo en cuanto entre en casa y me gusta andar descalzo, creo que esto ayuda a que la casa transmita una sensación de orden y de relax.

Si los suelos están limpios, además de la parte estética, también se contribuye al bienestar y a la salud (en el suelo se acumulan ácaros, bacterias y pelos de mascotas), sin olvidarnos de la durabilidad de los materiales.

A la hora de limpiar los suelos, hay que tener en cuenta que cada tipo de revestimiento tiene sus propias características. Y eso implica que cada tipo de piso necesitará ser limpiado de una forma diferente para mejorar su conservación y resaltar su belleza. Especialmente importante es cuidar los suelos de cerámica, mármol o de madera si queremos que estén brillantes.

El método casero para limpiar el suelo

Para limpiar los suelos sin recurrir a los productos de limpieza químicos que podemos encontrar en los supermercados, hay un método casero que es eficaz y que te permitirá tener suelos brillantes de una forma económica.

Este método, perfecto para suelos de mármol, cerámica, madera sellada o de porcelanato, se elabora de una forma muy sencilla utilizando 1 litro de agua, 1/4 de taza de vinagre blanco, 1 cucharadita de bicarbonato de sodio y 2 o 3 gotas de aceite esencial para proporcionar algo de aroma a la mezcla.

Para elaborarlo, tienes que mezclar el agua tibia con el vinagre blanco en un balde. El vinagre blanco ya sabéis que es un potente limpiador que también desinfecta, eliminando manchas y bacterias.

A continuación, tendrás que añadir la cucharadita de bicarbonato de sodio, para desodorizar y ayudar a eliminar las manchas más difíciles. Y para acabar, puedes añadir dos o tres gotas de aceite esencial para que la mezcla huela bien. Los más adecuados son los de limón, eucalipto, lavanda o rosas si quieres conseguir un ambiente refrescante.

Después, tan solo te quedará sumergir la fregona o la mopa en la mezcla, escurriendo el exceso de líquido antes de pasarla por el suelo de forma uniforme. Por último, y para acabar con el proceso, puedes pasar un trapo seco o una mopa limpia para obtener un acabado más brillante y acabar con cualquier resto de humedad.

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