Se acerca el verano, y con él el sol, el buen tiempo, los cielos despejados, las vacaciones... es el momento de darle un poco de color a nuestras casas para llenarlas de alegría, de vivacidad e intensidad; es el momento de atrevernos con el amarillo en la decoración.
El amarillo es un color tan bonito como complicado de encajar en la decoración. Su mayor ventaja es que admite muchas tonalidades, pudiendo ir de tonos muy claros, casi impercentibles, hasta otros más intensos cercanos a la naranja. Su mayor inconveniente; que cansa más que otros, así que conviene utilizarlo con mesura y tino.
En la cocina
Las dos primeras imágenes son el ejemplo de dos valientes que no han tenido problemas en inundar sus cocinas con el amarillo, ya sea utilizando azulejos y zócalos de ese color o incluso pintando una pared de suelo a techo.
Sin embargo, dada las características del amarillo, soy más partidario de usarlo en pinceladas, como notas de color aquí allí, como por ejemplo con un reloj de pared, una lámpara o incluso un cesto para la fruta, aunque si tuviera que pintar una pared, seguramente lo haría hasta media altura y no hasta arriba del todo.
En el comedor
Los mismos criterios se aplican también en el comedor, intentando que los objetos de ese color no sean los dominantes en la estancia, sino que sean como pequeños focos de atención; soles en medio del espacio.
También recomendaría que no se tratase de piezas demasiado caras que se pudieran cambiar con facilidad, aunque luego veo cómo queda una mesa de color amarillo combinada con unos sillones azules o el efecto de dos sillas amarillas en un entorno más neutro, e inevitablemente he de reconsiderar mis palabras.
En el salón
Aquí seguimos con más de lo mismo; puede que un sillón o un sofá amarillos --o mostaza, como este-- queden preciosos en el salón, pero es más razonable utilizar la mesa de centro para dar ese toque de alegría, ya que cambiarla supone un menor impacto económico.
Claro que el mundo solo está hecho para los valientes y que el efecto que podemos conseguir con una gran pieza de mobiliario amarilla sea exactamente lo que necesite nuestra decoración, pero yo me lo pensaría muy mucho.
En el dormitorio
Llegamos al dormitorio, probablemente el lugar donde menos recomendaría el amarillo, por aquello de la teoría del color, ya que es un espacio al que ir a relajarse, donde deberían predominar principalmente los azules y los tonos neutros.
No obstante, como se puede ver en estas imágenes, alguna nota aquí y allí, en forma en las lámparas, textiles o incluso en la estructura de la cama o en el papel pintado, puede quedar realmente bien y darle un toque de alegría al dormitorio.
Espero que os haya gustado esta recopilación de los usos de este color en la decoración y que ahora que se acerca el verano os atreváis con el amarillo. Yo, de momento, aún estoy en la fase de atreverme con el rosa.
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