Algunos pensaréis que lo mío ya raya la obsesión, pero es que hace más de un mes que me he mudado y no tengo ni una lámpara de techo. De todas la habitaciones (salvo el dormitorio del enano) cuelgan bombillas, hasta el punto de que en la fiesta de inauguración me preguntaron si es que la tendencia es tener las bombillas al aire.
Podía haber contestado que si, que cuanto más sencillo más cool, pero lo cierto es que necesito unas lámparas que me enamoren, rompan con el resto de la decoración e iluminen mi vida.
Ver continuamente tiendas de decoración, interiorismos internacionales y ferias de diseño no ayuda, la verdad, porque te crean necesidades que antes no tenías. Paso alrededor de tres veces al día por la puerta de la tienda showroom de Años Luz de Castellana y sigo sin decidirme, aunque hay dos modelos que me encantan.
Cada vez que entro en Platea miro al techo y me enamoro una vez más de la lámpara de inmenso hall y las páginas de Contardi y Lambert me están ayudando a perfeccionar mi italiano y alemán, respectivamente. Pero no creáis que solo me enamoran las lámparas de diseño, no señor. El otro día, comprando bisagras en Leroy Merlín me quedé con dos modelos en mente a los que no dejo de darles vueltas.
Desde la página de Ikea y El Corte Inglés también hay modelo que no me disgustan, pero pasan las semanas y sigo esperando ese flechazo, esa lámpara que sea casi una obra de arte, ese puntito de diseño contemporáneo que me deje admirada cuando la mire y que además, no sea excesivamente cara (que no está la vida para muchas alegrías) sea ecológica, gaste poco e ilumine mi vida ¿sugerencias?
Más información | Contardi, Lambert, El Corte Inglés, Leroy Merlin, Ikea, Años Luz
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