Hugo y Raquel, expertos en reformas: "Así puedes transformar de forma sencilla las puertas viejunas que hay en las casas de media España"

En España, miles de hogares comparten el mismo elemento arquitectónico que ancla cualquier piso en décadas atrás . Hablamos de  las clásicas puertas barnizadas de los años 80 y 90, con pomos redondos y bisagras siempre a la vista. Carne de cañón en una casa que busca integrar las nuevas tendencias decorativas de cara a una reforma mucho más actual.

En este contexto, los reconocidos creadores de contenido especializados en reformas Hugo O. y Raquel B. (@enellodiy), han decidido demostrar que estas puertas, lejos de quedar obsoletas, pueden convertirse en piezas decorativas dignas de Pinterest… con un poco de trabajo y mucha creatividad.

De puerta antigua a pieza de diseño

Lo primero que hicieron Hugo y Raquel fue retirar las puertas de sus bisagras, una estrategia clave para trabajar con comodidad y evitar que estas partes metálicas se pinten accidentalmente. Además, aprovecharon para cambiar los tradicionales pomos rotativos —muy extendidos en la mayoría de viviendas españolas— por una opción mucho más actual: unas estilizadas manetas doradas.

Este detalle, aunque parece menor, tiene un efecto inmediato porque aporta modernidad, elegancia y una estética más contemporánea. Eso sí, advierten de un punto importante: “Hace falta un adaptador, porque el hueco que deja el pomo antiguo es enorme”. Un detalle técnico que muchos pasan por alto, pero esencial para un acabado profesional.

El siguiente paso fue vestir  o realzar el diseño de la puerta con molduras de madera. Hugo y Raquel las cortaron a medida, creando un diseño geométrico que aporta profundidad y alineación con las tendencias decorativas actuales. Las fijaron con pegamento de madera y, una vez adheridas, comenzó el proceso de preparación para la pintura. 

Primero, un lijado ligero para retirar parte del barniz original. De este modo, queda la superficie lista para recibir la imprimación. Este paso es fundamental, especialmente en puertas barnizadas, ya que facilita que la pintura se adhiera correctamente y evita desconchones posteriores.

Con las molduras ya integradas en la puerta, llegó el momento de pintar. La técnica que emplearon es tan sencilla como inteligente. Las molduras se pintaron con una brocha, para llegar bien a cada rincón y el resto de la puerta a rodillo para asegurar un acabado uniforme, sin marcas. "Ha necesitado tres capas de pintura para que esté perfecta y hemos lijado un poco entre capas para asegurarnos que quedaba finito", dice la experta. 

Una vez secas, las puertas volvieron a colocarse en su sitio. Y entonces sucedió la magia: las antiguas puertas, antes anodinas, lucían ahora como auténticas piezas de diseño. Elegantes, modernas y perfectamente alineadas con las tendencias de decoración más actuales.

Fotografías | Vía @enellodiy | Anna Stathaki | Photography

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