Elegir un edredón no solo es una decisión estética para elegir el diseño o el color, también va a influir en la calidad de nuestro sueño
Con esta semana de lluvias, las temperaturas han comenzado a caer. Y sobre todo, el frío se nota especialmente por las noches, cuando ya notamos que en casa hace falta arroparse con un buen edredón. Y cuando por fin nos decidimos a renovarlo o a elegir uno nuevo, aparecen preguntas que tal vez no considerábamos, más allá de su parte estética.
Por ejemplo, seguro que te has preguntado en más de una ocasión qué material conviene para no pasar frío o cuál es el gramaje más adecuado es el adecuado? Y de hecho, elegir el mejor edredón no es una tontería que se queda tan solo en la estética: es una decisión que conecta con tu forma de dormir, con la temperatura y aislamiento del dormitorio, con la decoración que rodea la cama y con el mantenimiento que estás dispuesto a dar al conjunto.
Material y relleno: natural vs. sintético
El tipo de relleno es la base de lo que va a ofrecer el edredón: en general, los rellenos naturales (como plumón, plumas, o incluso lana) destacan por ser más ligeros, adaptables al cuerpo y por evacuar la humedad mejor que muchos sintéticos. Los materiales de relleno naturales suelen ser más ligeros, más blandos, y más cálidos. Además, sus propiedades de evacuación de la humedad son mejores que las de los edredones sintéticos”.
Por otro lado, los rellenos sintéticos, como las fibras de poliéster, suelen tener un precio más reducido, requieren menos cuidados especiales (por ejemplo frente al lavado) y pueden ser buena opción si tienes alergias o prefieres evitar productos de origen animal.
Pero además, hoy conviene incorporar un criterio más: sostenibilidad y ciclo de vida. Si quieres un edredón que dure muchos años, conviene decantarse por buenos materiales —natural o sintético— con una fabricación fiable. Un relleno natural de calidad puede alcanzar 10‑15 años de vida útil según el tipo de uso. Dentro de lo natural también hay diferencias (plumón vs pluma vs lana), y dentro de lo sintético, algunas marcas ofrecen fibras recicladas o de última generación que mejoran la transpiración.
Gramaje y aislamiento térmico
El gramaje —es decir, la cantidad de relleno por metro cuadrado— es esencial para saber cuánta “capa de abrigo” estamos seleccionando. En el texto de referencia se detallaba que los edredones ligeros (entre 175 y 250 g/m²) son adecuados para temperaturas de 18‑22 °C; los de gramaje medio (300‑350 g/m²) para unos 15‑18 °C; y los más cálidos (400‑500 g/m²) para habitaciones por debajo de los 15 °C.
Este tipo de clave es muy útil como orientación, pero conviene ajustarla a tu propia situación: qué temperatura tienes en el dormitorio, si tienes calefacción, si la dejas puesta por la noche, si eres caluroso o friolero, si compartes la cama (y por tanto compartís calor)…
Además, conviene fijarse en si el edredón tiene modos como el cuatro estaciones: algunos modelos combinan dos piezas (una fina para verano + otra de medio gramaje) que se unen con botones o corchetes para conseguir más versatilidad.
Funda, confección y acabados
Más allá del relleno, la funda del edredón y cómo está confeccionado juegan un papel clave en el confort y durabilidad. Una funda de algodón (en especial algodón percal) permite una buena transpiración, lo cual ayuda a que no se acumule humedad.
En cuanto a la confección, el tipo de pespunte que mantiene el relleno en su sitio afecta a cómo se reparte el calor. Por ejemplo, al plumón le convienen los cuadros (que evitan bolsas de aire frías), y al relleno sintético se le recomienda un pespunte tipo capitoné para mejorar el aislamiento térmico.
Otro detalle importante es que la funda evite la salida del relleno (plumas, plumón, fibras) y que tenga una buena calidad de costuras y cierres. Un edredón cuidado en sus acabados sumará años de vida útil al conjunto.
Medidas y proporción visual
Es habitual que la decoración se olvide un poco de la parte técnica, pero la medida del edredón —y cómo se asienta sobre la cama— marca tanto la funcionalidad como la estética del dormitorio. Se aconseja dejar un margen de entre 30 a 50 cm a cada lado de la cama para que el edredón cuelgue lo suficiente: por ejemplo si el colchón mide 150 cm de ancho, un edredón de 240 × 220 cm puede ser adecuado. Decoesfera
Desde el punto de vista decorativo, este “sobrehang” también ayuda a que la cama luzca más armada y vestida, lo cual contribuye al atractivo visual del dormitorio. En el dormitorio, recordar que el edredón es también parte del “look” general: colores, textura, capa de fundas… pueden armonizar con el resto del entorno para transmitir sensación de calma.
Factores adicionales a tener en cuenta
- Higiene y mantenimiento: Comprueba si el edredón puede lavarse en casa, qué instrucciones de limpieza tiene, cuántas veces al año conviene airearlo o golpearlo para recuperar volumen. Hoy día existen tratamientos antialérgicos, antiácaros o antiolor que pueden ser decisivos si eres sensible.
- Temperatura de la habitación / microclima personal: No es lo mismo un dormitorio bien aislado y cálido que uno con corrientes de aire porque hay ventanas correderas, o poca calefacción. Ajusta el nivel de aislamiento del edredón a la realidad del espacio.
- Compatibilidad con estilo decorativo: Aunque lo principal es el confort, un edredón que armonice con la paleta cromática, el tipo de madera, la iluminación de la habitación hace que la habitación sea mucho más cálida y bonita.
- Durabilidad y sostenibilidad: Fíjate en la calidad del relleno, comprobando cuántas “fill power” si es plumón (esto es una medida de calidad del plumón, que indica su capacidad para expandirse, atrapar aire y proporcionar aislamiento térmico), o grams certificados si es fibra sintética), en la posibilidad de reciclarlo o repararlo, en la existencia de certificaciones como Oeko‑Tex, Down Pass, etc. Una buena elección inicial puede evitar tener que cambiarlo a los pocos años.
- Cambio de estación / doble uso: Si tu casa cambia mucho de temperatura entre primavera/verano e invierno, un edredón “4 estaciones” o la posibilidad de añadir o combinar piezas puede dar versatilidad sin comprometer confort ni estética.
Fotografía de portada | La Redoute
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