Hoy os quiero mostrar una idea para que le deis un toque diferente a cualquier sala, de forma económica, elegante y sencilla. Lo ví el otro día en un restaurante, arreglado y decorado para un evento y pensé: la elegancia de la sencillez.
Quién no tiene en casa botellas de vino, que no encuentra la ocasión ideal para descorcharlas o que no tiene sitio en el botellero... Pues cogemos la botella en cuestión (vigilad que no sea una magnum o el efecto quedará desproporcionado), un jarrón o bol transparente, unas frutas o flores secas y nos ponemos manos a la obra.
Rellenáis el jarrón con manzanas por ejemplo (aguantan muy bien el paso del tiempo), aunque yo prefiero con nueces, castañas o avellanas, ponéis la botella encima o si el jarrón lo permite, dentro. Y voilá, en cinco minutos un adorno único y con un toque bohemio. Además permite reciclar, cosa que deberíamos hacer todos.
Como veis es sencillo, rápido de preparar y permite personalizarlo totalmente. Es un adorno ideal para una cena o una comida con amigos, Y si no os apetece poner una botella de vino, podeís probar con cualquier otra botella que os sugiera algo o simplemente tenga un color bonito.