Un clásico del cine de suspense con unas gotas de voyeurismo. Mirar a través de las cerraduras tiene algo de misterio (aunque yo nunca he encontrado una cerradura por la que se viera nada): un ojo que se acerca al agujero, alguien tras la puerta que sigue con su devenir ajeno al silencioso acoso, el ojo moviéndose de lado a lado, siguiendo los gestos, excitación y descubrimiento final.
Dicen que hay gente para todo, pero no creo que esta sea una práctica muy extendida. Mira que soy ingenua. El arquitecto Hideyuki Nakayama ha diseñado un pomo que tiene algo de mágico, ya que colocado sobre la puerta, el interior de la habitación se proyecta como si fuera un pequeño holograma. La imagen resulta impactante, la luz inunda la esfera y un paisaje doméstico en miniatura adorna la puerta.
Muy bonito y fascinante, pero no sé yo hasta que punto a la gente le puede apetecer tener un artilugio tan chivato adosado en las puertas. Hijos adolescentes, parejas en busca de intimidad, o cualquiera que sea celoso de su espacio, todos acabarían poniendo un trapo sobre el pomo para evitar ser espiado, aunque sea en aras de la belleza más sublime.
Vía | No puedo creer En Decoesfera | Cambiar fácilmente el aspecto de tus puertas: 10 ideas
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