Me parece estar viendo aquellas aulas en las que pasaba gran parte del día cuando era niña. Entonces no hubiera imaginado que esos pupitres en los que guardábamos nuestros libros y apurábamos el sueño atrasado, podrían formar parte de la decoración de un hogar.
Agrupados de cuatro en cuatro forman una mesa en la que trabajar o comer. Los cajones abiertos pueden servir para guardar documentos, o manteles y servilletas, según se le de un uso u otro. Las sillas infantiles no son las más cómodas que podemos encontrar, pero no se puede negar que el conjunto aporta gran originalidad y un punto de nostalgia que lo hace muy atractivo.
Si no fuera por el frutero que descansa sobre ella, creería haber entrado en un bucle en el tiempo y que hoy tocaba trabajo en equipo, pues era así como nos colocaban cuando teníamos que trabajar en grupos. Que tiempos aquellos...
Vía | Apartment Therapy