El color blanco y el acero son tendencia clara en la decoración de las cocinas hoy en día, sin embargo para muchos el ambiente que proporcionan resulta un tanto frío. El color blanco tiene la ventaja de su claridad, refleja la luz y hace que los espacios parezcan más amplios, pero necesita algo que contraste con él y que le de calor.
En las imágenes de este artículo nos encontramos con una cocina integrada en un espacio amplio y con mucha luz natural, aunque de forma alargada y un tanto estrecho. Precisamente esta forma en principio poco favorable facilitó que la cocina se pudiese articular en torno a una isla central en inox, prolongada con madera que hace la zona de comedor más acogedora y además recorta visualmente la longitud.
La zona adosada a la pared se ha destinado al fregadero y a la integración de los electrodomésticos. En la zona intermedia entre el fregadero y las columnas, se ha instalado un módulo persiana de Santos realizado en acero, que se integra por completo en la composición. Este módulo cuenta con tomas de corriente e iluminación propia, que permiten el uso de pequeños electrodomésticos sin necesidad de cambiarlos de lugar.
La cocina combina la funcionalidad de las zonas de trabajo con encimera en acero y el confort de la mesa de madera natural contrastada con las sillas de diseño. Otro aspecto muy cuidado ha sido el de la iluminación, fundamental en la cocina distinguir entre la iluminación que necesitamos en la zona destinada a cocinar y otra más cálida y suave que debe ambientar la zona amueblada como comedor.
Jordi Vilaseca de Dimont Studi ha sido el encargado del diseño de esta cocina y utilizó a su favor la forma del espacio que en principio podría parecer una desventaja. La zona de comedor en madera contrasta con el resto de la cocina, resulta realmente acogedora y rompe la continuidad de una isla central que pudiera parecer demasiado larga.
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