Según explica, el gran problema no es tanto el mercado, sino la falta de estrategia de quienes compran sin saber leer los números
En el mundo de la inversión inmobiliaria, el instinto puede llevarte lejo, pero solo si va de la mano de los números. Lo que a simple vista parece una “ganga”, en muchas ocasiones, se convierte en una trampa con forma de piso. Así lo advierte Pau Antó, inversor y asesor inmobiliario con una visión clara: no todos los pisos baratos son una oportunidad. Algunos son errores caros que pueden hipotecar tus finanzas y tu tranquilidad durante años.
En un vídeo explicativo en su canal de YouTube, Pau nos revela los cuatro tipos de vivienda que todo comprador inteligente debería evitar, especialmente si lo que busca es rentabilidad, estabilidad o una operación de compraventa exitosa. Porque en el sector inmobiliario, como en el diseño de interiores, no todo lo que brilla es oro.
Pisos baratos que esconden reformas profundas
"Muchos ven un piso barato y se lanzan, pero si necesita una reforma profunda o tiene problemas estructurales, esos costes se comen toda tu rentabilidad", afirma Pau con firmeza.
El ejemplo es claro: una vivienda en Valencia, en buena ubicación, por 100.000 €. Suena apetecible. Sin embargo, tras una inspección técnica, se detectan problemas estructurales y una reforma integral necesaria que sube la inversión a 150.000 € o más.
Si en esa zona el alquiler apenas supera los 700 € al mes, la rentabilidad cae por debajo del 6 %, un margen muy bajo cuando hay que asumir tanto riesgo, obras y gestiones.
Pisos en barrios baratos, pero problemáticos
Otra trampa habitual son las zonas con precios bajos pero alta inestabilidad social o económica. No todo lo económico es rentable. Hay barrios donde la demanda es escasa, la rotación de inquilinos es alta y los problemas —delincuencia, abandono urbano o mala gestión municipal— lastran cualquier operación, por buena que parezca sobre el papel.
Pau cita dos ejemplos claros en Valencia: "Orriols o Nazaret son baratas pudiendo tener alta rotación de inquilinos y algunos problemas económicos, incluso sociales. Ensanche o Ciudad de las Ciencias son estables, pero con precios tan altos que dejan rentabilidades muy bajas".
¿Su recomendación? Apostar por zonas intermedias con potencial de crecimiento y estabilidad razonable: Benicalap, La Raiosa, San Marcelino. Barrios que aún permiten comprar a precios razonables, con buena demanda y mejores perspectivas a medio plazo.
Pisos con ‘defectos invisibles’
Son aquellas viviendas que, sobre plano o en fotos, parecen atractivas, hasta que visitas el lugar. Ruido de autopistas cercanas, vibraciones del tren, mala distribución o techos bajísimos son solo algunos ejemplos de lo que Pau denomina “defectos invisibles”, es decir, problemas que no se aprecian a simple vista, pero que impactan directamente en el valor y la habitabilidad.
"Hay pisos que son un caramelo hasta que miras bien. Viviendas pegadas a autopistas, ruido, polvo, cero tranquilidad. Cerca de vías del tren o del metro. Distribuciones imposibles, pasillos interminables, metros inútiles que no suman valor", asegura.
Su consejo es claro: visita el piso en distintas horas del día, escucha, camina, observa. Y, si algo te chirría, probablemente también lo hará a los futuros inquilinos o compradores.
Pisos que no encajan con tu estrategia
Aquí entra el factor emocional: el impulso de comprar por precio sin tener una estrategia clara. Y es uno de los errores más comunes, sobre todo entre inversores principiantes.
" Si quieres comprar, reformar y vender rápido, pero lo haces en una zona donde nadie compra, estarás atascado, tu dinero se quedará ahí", resume Pau.
Antes de lanzarte, hazte esta pregunta: ¿este piso encaja con mi plan o simplemente me deslumbra su precio? Si no tienes una respuesta clara, mejor seguir buscando.
Invertir con datos, no con ilusión
La lección que Pau Antó repite una y otra vez es simple pero poderosa: los números mandan. Lo que parece barato puede volverse ruinoso si no haces cálculos con cabeza fría.
Por eso, antes de pensar en pintura, suelos o iluminación, piensa en rentabilidad, en demanda y en sostenibilidad financiera. Solo así conseguirás que tu piso —además de bonito— sea una verdadera inversión.
Imágenes | Unsplash | YouTube de Pau Antó
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