Elena García, arquitecta: "El gotelé está de moda de nuevo, aunque en versión 2025"

Una tendencia del pasado que resucita en el presente como nueva alternativa 

Hubo un tiempo en que el gotelé era omnipresente. Las paredes de media España lucían aquella textura granulada que, en los años 70 y 80, se convirtió en la solución perfecta para ocultar las imperfecciones de la obra. 

Si una pared estaba mal acabada, bastaba con una capa generosa de gotelé para disimular los defectos. En definitiva, era una solución práctica, rápida y económica para solucionar los problemas cotidianos de las paredes.

Con el paso de los años, sin embargo, este recurso pasó a ser símbolo de antigüedad y descuido. El gotelé se ganó la fama de “enemigo número uno” del interiorismo moderno. Durante décadas, miles de personas invirtieron tiempo, dinero y paciencia en alisar paredes para borrar cualquier rastro de su presencia.

Pero, como bien recuerda la arquitecta Elena García (@egrarquitectura), las tendencias son cíclicas: “Cuando pensabas que ya no lo ibas a ver más, coge y se pone de moda otra vez el gotelé, pero en versión 2025”.

La nueva textura decorativa del pasado al presente

Lucía Marinas

El regreso del gotelé no es un simple revival nostálgico, sino una reinterpretación contemporánea. En su versión actual, las paredes con textura buscan añadir interés visual y profundidad a los espacios, huyendo del acabado plano y uniforme que ha dominado el minimalismo de los últimos años.

Natalia Zubizarreta

El efecto no se logra necesariamente con el clásico rodillo de los 70, sino con nuevas técnicas y materiales que aportan volumen y relieve de forma más controlada: desde microcementos y morteros decorativos hasta acabados de pintura con grano fino o irregularidades sutiles aplicadas con espátula.

Por qué vuelve el gotelé

Nota Estudio

Más allá de la moda, hay razones prácticas que explican su regreso. Las paredes texturizadas ocultan mejor las manchas, los roces y las pequeñas imperfecciones, algo especialmente útil en viviendas con mucho tránsito o en hogares con niños. Además, el relieve suaviza la luz y crea sombras naturales que aportan calidez al ambiente.

"El gotelé aporta interés visual y ayuda a que las paredes se vean menos planas. Además es super practico porque disimula manchas, roces e imperfecciones de la pared", explica García. 

Nota Estudio

Pero la tendencia no llega sola, sino que forma parte de un renacer de los materiales naturales y táctiles. Maderas sin tratar, ladrillos vistos, yesos artesanales o revestimientos de arcilla comparten protagonismo con el nuevo gotelé, que se integra en esta corriente de vuelta a lo sensorial.

Ya no se trata de cubrir defectos, sino de celebrar la imperfección. Las paredes dejan de ser un simple fondo neutro para convertirse en parte activa de la decoración, aportando textura, volumen y personalidad.

Gotelé 2.0: así se lleva ahora

Paula Ramiro

El gotelé 2025 apuesta por tonos suaves —arenas, grises, terracotas o blancos cálidos— y por acabados más sutiles que el clásico granulado grueso. Se aplica en paredes completas o en zonas concretas, como cabeceros, pasillos o entradas, combinando con pinturas lisas o papeles de pared para equilibrar el conjunto.

En definitiva, este retorno del gotelé no busca replicar el pasado, sino reinterpretarlo con un enfoque más artístico y contemporáneo. Lo que antes se consideraba un error, hoy se convierte en un detalle de diseño con carácter.

Fotografía de portada | Elena García

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