Es perenne y florece en octubre: así es la planta de llamativos colores que florece en otoño

Aunque en otoño, retoña, hay plantas que prefieren esta época del año para florecer y sacar a la luz sus preciosos colores. Especies también muy coloridas que hacen del jardín una segunda primavera aun cuando los días son más cortos y las yatdes más tristes.

Por eso, cuando las hojas comienzan a teñirse de tonos dorados y rojizos, muchas flores se despiden hasta la próxima primavera. Sin embargo, hay una protagonista que desafía al calendario y decide florecer justo cuando el resto del jardín parece quedarse en silencio. Se trata del aster, una planta perenne de intensos colores que, cada octubre, llena los espacios exteriores de vida y calidez.

Una explosión de vida en los días frescos

El Aster novi-belgii y el Aster amellus son dos de las variedades más populares dentro de este extenso género, originario de Europa y Norteamérica. Sus flores, parecidas a pequeñas margaritas, se presentan en tonos malva, violeta, rosa, blanco o azul intenso, y pueden cubrir macizos enteros como si fueran alfombras de color.

Su floración, que se extiende desde finales de septiembre hasta bien entrado noviembre, convierte al aster en una opción ideal para mantener el jardín lleno de vida cuando la mayoría de las flores ya han desaparecido.

El aster es una planta rústica y resistente, capaz de soportar las primeras heladas ligeras sin perder su esplendor. Prefiere ubicaciones soleadas y suelos bien drenados, aunque también se adapta perfectamente a tiestos y jardineras.

Un riego moderado y un poco de abono orgánico a comienzos de la primavera son suficientes para mantenerla saludable. Además, su carácter perenne permite disfrutar de ella año tras año, con una poda ligera después de la floración para estimular nuevos brotes.

Un toque otoñal para decorar con estilo

En decoración exterior, los asters aportan un aire romántico y campestre que encaja a la perfección con los tonos ocres y dorados del otoño. Son ideales para borduras, macizos mixtos o terrazas donde se busque un toque de frescura y color.

Combinados con gramíneas ornamentales, brezos o crisantemos, crean composiciones llenas de movimiento y textura. En interiores, un ramo de asters frescos en un jarrón de cerámica o vidrio transparente puede transformar un ambiente neutro en un rincón lleno de vida.

La flor de la paciencia y el amor eterno

Más allá de su belleza, el aster está cargado de simbolismo. En el lenguaje de las flores representa la paciencia, la elegancia y el amor duradero. Los antiguos griegos creían que su presencia atraía la buena fortuna, y aún hoy se le asocia con la serenidad y el equilibrio propios del otoño.

En definitiva, el aster es la flor perfecta para quienes desean prolongar la alegría del verano en su jardín. Perenne, resistente y de colores intensos, transforma cualquier espacio en un refugio otoñal lleno de encanto y demuestra que el fin de la temporada cálida puede ser también el comienzo de un nuevo esplendor.

Imágenes | Unsplash  

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