Los fontaneros no quieren que conozcas este truco: cómo desatascar el fregadero de la cocina con un huevo de gallina

Tuberías lentas, malos olores o agua que no drena, el fregadero atascado es uno de los problemas más comunes y frustrantes en cualquier cocina. Y aunque la mayoría de nosotros recurre al desatascador de goma o a los clásicos productos químicos de supermercado, un truco casero reciente promete resultados eficaces, rápidos… y con un ingrediente muy poco habitual: la clara de un huevo.

Sí, como lo lees. Una clara de huevo, un poco de jabón lavaplatos, bicarbonato y agua caliente. Todo ello aplicado con un poco de técnica y paciencia, puede ayudarte a devolverle la vida a tu fregadero sin gastar ni un euro en fontaneros ni aplicar productos químicos que puedan dañar la vida útil de las tuberías. 

¿De qué se trata este método?

Este remedio casero se basa en una combinación natural de agentes desengrasantes y efervescentes. Se cree que la clara del huevo actúa como un agente limpiador suave pero eficaz, que al mezclarse con el jabón y el bicarbonato reacciona con la grasa acumulada en las tuberías, ayudando a descomponerla.

El secreto está en la reacción química que se produce al añadir agua caliente, lo que genera un efecto efervescente que puede arrastrar residuos, restos de comida y grasa solidificada.

Paso a paso: así se desatasca el fregadero

El proceso es sencillo, económico y puede realizarse en pocos minutos, siempre que se sigan cuidadosamente los pasos. A continuación, te explicamos cómo llevarlo a cabo de forma segura y efectiva.

Para empezar, rompe un huevo y vierte su contenido en un recipiente pequeño. Con ayuda de una cuchara o utilizando las propias cáscaras, separa la clara de la yema, ya que solo necesitaremos la clara para este truco. La yema puede reservarse para otra receta o desecharse.

Una vez que tengas la clara en el recipiente, añade cinco cucharadas de jabón lavaplatos líquido, preferiblemente uno concentrado y de buena calidad, como los que tienen poder desengrasante. Remueve bien la mezcla hasta que obtengas una consistencia homogénea, ligeramente espumosa.

El siguiente paso es preparar el fregadero. Si está atascado y contiene agua acumulada, retírala con un recipiente pequeño. Es importante que el sumidero esté libre de agua para que los ingredientes actúen directamente sobre la obstrucción.

Con el fregadero ya limpio y seco, espolvorea dos cucharadas de bicarbonato de sodio directamente sobre el desagüe. Este polvo blanco es un excelente aliado para eliminar grasas, malos olores y residuos adheridos a las tuberías. Deja que repose unos segundos.

A continuación, vierte cuidadosamente la mezcla de clara y jabón sobre el sumidero, justo encima del bicarbonato. Hazlo con suavidad para que los ingredientes permanezcan en contacto el mayor tiempo posible dentro del desagüe.

Ahora viene la parte crucial del proceso: calienta cuatro tazas de agua hasta que estén bien calientes sin llegar necesariamente al punto de ebullición y viértelas lentamente sobre la mezcla que ya has aplicado en el fregadero. A medida que el agua entra en contacto con el bicarbonato y el jabón, se produce una reacción burbujeante que comienza a actuar sobre los residuos atascados.

Si deseas potenciar aún más el efecto, puedes cubrir el desagüe con film de plástico de cocina inmediatamente después de verter el agua caliente. Esta técnica permite conservar el calor en el interior del conducto, intensificando la reacción química y acelerando el proceso de limpieza.

Deja que todo repose entre 15 y 20 minutos, tiempo suficiente para que la mezcla actúe en profundidad. Pasado este tiempo, abre el grifo de agua caliente durante un par de minutos para enjuagar el conducto y comprobar si el atasco ha desaparecido. ¡Es increíble!

Fotografías | Vía @trucoscaseros0 | John Edgar Unsplash

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