Vitrocerámica impecable en 3 pasos: así de fácil es limpiarla con este truco

La vitrocerámica, al ser un punto focal, merece un cuidado que esté a la altura

La vitrocerámica es una de esas superficies que pueden elevar el aspecto de una cocina o arruinarlo por completo si no se cuida bien. Brillante, lisa y moderna, este tipo de encimera requiere una limpieza específica para mantener su elegancia y funcionalidad. La buena noticia es que no hace falta invertir en productos caros ni complicarse: con los gestos adecuados y un poco de constancia, puede lucir impecable cada día.

A continuación, te contamos cómo dejar tu vitrocerámica reluciente en solo tres pasos rápidos, eficaces y con resultados dignos de portada. Y lo mejor de todo es que no tendrás que comprar productos especiales ni químicos abrasivos que la estropeen.

Elimina los restos y limpia en frío

Alicia Mesa

El primer paso es básico pero esencial. Espera a que la superficie esté completamente fría antes de empezar y, una vez lista, pasa una espátula específica para vitrocerámicas (nunca un cuchillo ni un estropajo metálico) para retirar restos de comida o grasa solidificada.

Después, con un paño húmedo, retira las partículas sueltas. Si hay zonas especialmente adheridas, puedes aplicar unas gotas de vinagre blanco y dejar actuar unos segundos antes de pasar la espátula de nuevo.

Aplica el producto adecuado y frota con suavidad

Alicia Mesa

Con la superficie libre de residuos, es el momento de devolverle el brillo. No necesitas un arsenal de productos especializados para dejar la vitrocerámica impecable, con algunos ingredientes básicos de casa es suficiente. Para aplicarla, tan solo necesitas pasta de dientes, alcohol de limpieza, una bayeta, vinagre y una rasqueta para vitrocerámicas.

La pasta de dientes, gracias a su textura ligeramente abrasiva, ayuda a eliminar las manchas más rebeldes sin rayar la superficie. El vinagre desinfecta y devuelve el brillo natural del vidrio, mientras que el alcohol acelera el secado y potencia el acabado reluciente. La bayeta de microfibra retira los residuos sin dejar marcas, y la rasqueta resulta ideal para despegar restos quemados o incrustados con precisión.

Una combinación sencilla, económica y muy efectiva que demuestra que, en cuestiones de limpieza, a veces menos es más.

Seca y pule para un acabado de espejo

Anna Stathaki

El último paso marca la diferencia. Con otro paño limpio y seco, repasa toda la superficie hasta que no queden restos de producto ni humedad. Si quieres un acabado tipo espejo, puedes pasar una gamuza o papel de cocina, que ayudan a realzar el brillo.

Para mantener ese efecto reluciente más tiempo, evita apoyar ollas calientes directamente y limpia las manchas en cuanto aparezcan: la constancia es la verdadera aliada de una vitro impecable.

Imagen de portada | Silestone

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